PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: The Orb, viajes de largo aliento

Dentro de los momentos más valorables de la música electrónica noventera, hay que subrayar aquellos concertados por The Orb, proyecto británico comandado por Alex Paterson junto a Thrash, más la presencia como miembro casi estable del alemán Thomas Fehlmann. Su primer álbum, ADVENTURES BEYOND THE ULTRAWORLD (1991), fue lo suficientemente valorado por los entendidos, y el siguiente, U.F. ORB (Inter-Modo/Island, 1992), no se quedaba rezagado. Hablamos de un trabajo que se sumerge en una conjunción especial de ambient y techno, pasada por el barniz dub, y con samples que refuerzan, lúdicamente, esa sensación de viajar por constelaciones sin más referencias. El grueso de los temas sobrepasa los 10 minutos, dato clarificador a la hora de cotejar este U.F. ORB como el tremendo volón de disco; capaz que se perciba aún más alucinado si algún oyente lo disfruta pasado a -ejem, es una posibilidad, bien o mal pensada. La serenidad de "O.O.B.E.", el pulso marcado por "U.F. Orb", la estela alargada en "Blue room" (17 minutos y medio, papá; eso sí, la remezcla posterior llegaba a ¡40 minutos!), las imbatibles "Towers of dub" (con la armónica de Marney Pax en ellas), las cotas más melódicas de "Close encounters" y "Majestic", y ese "Sticky end" que no sobrepasa los 50 segundos, le dan vida ganada a esta producción. Dato importante: en los créditos del disco se lee, guau, que colabora Jah Wobble (ex Public Image Limited) en la ya citada "Blue room", como coautor y bajista. Este segundo álbum de The Orb (que hoy en día siguen creando con un perfil más bajo, y sus últimos discos han salido por Kompakt) fue reeditado en 2007 vía Universal, con un bonus disc que incluye varios remixes que realzan el elemento bailable. A estas alturas, en pleno siglo veintiuno, este es un objeto volador identificado y tentador.