INFORME CUMBRE DEL ROCK CHILENO II: parte 1

Ayer, domingo 11 de enero de 2009, ocurrió lo que ha sido anunciado durante meses: La Cumbre del Rock Chileno II, en un Club Hípico que esta vez sí fue un lugar óptimo para albergar más músicos, y entusiasmar en triplicado. La variedad de los shows no se discute, está claro. Lo que sí, ese cronómetro que reglamentaba los tiempos de cada intervención las llevó de ser odiado, un corsé que obligó a Tronic y Gufi, los primeros en pasar, a hacer sólo medleys de sus canciones más conocidas, mientras que Troy sólo pudieron hacer una canción, y les bajaron el audio para dárselo a Buey. El sentido común es mejor consejero que un reloj de mierda, algo que de seguro pensaron Lucybell, cuando a ellos no querían dejarlos seguir tocando "Sólo crees por primera vez". De seguro alguien de Eventos 13, la productora filial de Canal 13, tuvo la puta idea. Guácala. Otro cacho fue el parón prolongado entre Fother Muckers y Teleradio Donoso, y ni hablar de ese corte de energía que casi deja mal a los buenazos de Saiko. Respecto a Gonzalo Yáñez, quien estaba puesto en el programa inicial, parece que no lo vimos... Quizás se perdió en la sección de niños, bromeaba una lolita al respecto. Tales inconvenientes mermaron en la secuenciación de los costados blanco y azul del Escenario Principal. El que auspició Revista Rockaxis fue súper puntual, y brindó mala leche de la buena, como la de Devil Presley, Killterry, Libra y El Cruce, y tampoco hay que olvidarse del reclamo avant rock gentileza de Akinetón Retard; allí se peleaban con el alma por agarrar las revistas y las poleras. Durante el bloque de las tres de la tarde me topé con Alfredo Lewin, quien pasó mucho tiempo en el espacio ya citado, pues él dirige la publicación; fue un momento maravilloso. Otro error notorio: que los puestos de poleras, revistas y discos estuvieran cercados, lo cual impedía tocar el stock para decidir qué adquirir, aunque igual pude llevarme el nuevo disco de Los Ex, PISTOLA DE PLÁSTICO (2008). Minutos después de los manguerazos recibidos durante lo de Lucybell estaba resistiendo, sacándome la polera embanderada, forzado a quedar con el torso desnudo como un Iggy Pop tetón (pero nunca tanto como Copano, oiga), lo que no me impidió ir a buscar agua de beber en un camión Disal. Otra ventaja personal radicó en pillar a un vendedor de stickers con motivos de varios artistas, los cuales no estaban a un precio tan alzado. Al volver a casita, me vi con la frente y parte de la espalda quemada por la exposición constante al sol, y no molesta eso; pude escalar esta Cumbre sin mayores contratiempos, y sin mochila, pues. Durante estos días continuaré con el detalle más acabado de cada ración musical atendida, algo que espero sea apreciado por los visitantes habituales de este blog, y lo digo sin creerme imprescindible. Ya saben.