PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: el mejor combate posible

CARNAVAL CIUDADANO
CON MEMORIA Y ALEGRÍA ADELANTE POR LA VIDA
Plaza Brasil
sábado 29 de marzo

La conmemoración del Día del Joven Combatiente dio pie a un colectivo llamado Ciudad Elefante para organizar un show musical, el cual resultaba relativamente atractivo a un público general. Jaime Davagnino, locutor de TVN (sí, el de ROJO), se encargó de animar y recordarle a los presentes el porqué de la cita. Bajo un sol intenso, me tocó presenciar la primera actuación, a cargo de la Banda Conmoción, combo que cultiva alegremente folclor de La Tirana, cumbia y ritmo gitano; o sea, lo que un fan acérrimo de Goran Bregovic y La Mano Ajena necesita escuchar y bailar, aunque el suelo sea polvoriento, como ocurrió en esta ocasión. Saiko tuvieron un dolor de cabeza, por culpa de una falla técnica, justo tras comenzar con "Amor que no es", pero lograron continuar con un set parejo, aplaudido tibiamente, donde la estrenada Thais se movía sensualmente que da gusto ("De boca en boca") y lanzaba sus agudos enérgicos, Luciano Rojas dejaba fluir a su guitarra y Javier Torres golpeaba su tambor llegando a hacer saltar una astilla (créanme: cuando dio el primer redoble en "Debilidad", quedó tirado ese trozo de baqueta, que el firmante atesora). Por las trabas ya contadas, tuvieron que saltarse "Limito con el sol". El free jazz rock de Akinetón Retard también tuvo su espacio, seguido por quienes llegaban respetuosamente, a pesar de su densidad desplegada y, cómo no, glosada por su líder, Vicente García-Huidobro (aka Tanderal Anfurness). Luego vinieron dos números de trovadores que sirvieron a quien escribe para caminar por los alrededores y comer un alfajor blanco. Mauricio Redolés fue quien tocó al final de esta reunión, y lo hizo junto a Ruido Bustos, núcleo que incluye a su hijo Sebastián como baterista. Ofreció una dosis certera de rock con momentos bluseros ("Marcando ocupado", entre ellos), instantes de incontenible actitud hardcore ("El Zorro" y "USA nos usa", composiciones recientes), un respiro bolerístico como "El espejo", y los clásicos "Eh rica" y "¿Quién mató a Gaete?" hacia el final, quizás la canción más delirante escrita en Chile. La actividad prosiguió en el Colegio Latinoamericano, el lugar donde Guerrero, Parada y Nattino fueron masacrados en 1985 (hecho que recuerda este día, para que se lo aprendan los que tiran piedras porque sí, eh), pero a mí me bastó con lo que escuché. Así debieran ser todos los combates.

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