Mmm... si tuviera que hablar
sobre el vapor que ese tren
deja flotando en el aire por un rato
eso sería convocar al paisaje
más etéreo y blanquecino
dominando ese cuadro mañanero.
Pero el vapor que domina
ahora es el de muchos cuerpos
desesperados por subirse a un tren,
el de quienes siguen atados
al reloj envenenado y a quienes
lo alimentan de su propio bolsillo,
el de quienes perdieron el vagón
de lo armónico ilusionado por seguir
el repique de ladrillos y pasto seco,
sacrificio que deja flotando en el aire
por largas horas el vapor oscuro,
el dibujo hostil por
(bastarda) excelencia.
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