entre las hojas de otoño
las cuentas por pagar
los sobres rutinarios
y la voz de un locutor promedio
más medio que pro
interrumpiendo
esa canción que se supone
me salvaría el momento
maldito
coitus interruptus del infierno
alineado con la visión tiesa
amarga y plomiza de la señora existencia
haciéndole zancadillas
al riego orgánico que persigo
resumido
en una cuña gastada
eso que no quiero sentir
ni cagando.
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