08 mayo, 2013

PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: Beatlemanía rusa

Para Felipe Avendaño Saenz

Anoche se pudo ver en Mega, como parte del ciclo LOS MEJORES DOCUMENTALES DEL MUNDO, donde ya se han exhibido filmes sobre Adolf Hitler, Josef Stalin, la crisis económica de 1929 (también conocida como "La Gran Depresión") y la represión en la Alemania socialista de Erich Honecker, una pieza presentada en 2009 por la BBC cuyo título es CÓMO LOS BEATLES HICIERON TEMBLAR AL KREMLIN.

Allí se indaga en el fanatismo por The Beatles desarrollado en la vieja Unión Soviética, que al principio fue muy pero muy reprimido por el régimen comunista, a tal punto que muchos jóvenes se conseguían clandestinamente material de los Fab Four, vía discos artesanales hechos con radiografías médicas y otros materiales de tipo flexible, e incluso los regrababan en cintas. Según la propaganda soviética de entonces, Lennon, McCartney, Harrison y Ringo eran peligrosos porque hacían que la juventud se alienara y se olvidara de los problemas reales. Otra prueba de esta censura la presentaba un fan que guarda en su álbum de recortes una nota de un diario donde se lee, ay mamá: Hay que matar a los Beatles. A ese nivel de estupidez represora. Así como en los tiempos de Pinochet acá, cuando quien quería tener material de Silvio Rodríguez debía pillarse cassettes piratas. Conforme pasaron los años, esta situación fue cambiando, a tal punto que durante los años 70, cuando la banda ya se había disuelto, un sello llamado Malodia se dedicó a editar material beatlesco de forma pirata, y gracias a eso la fanaticada pudo sentirse mejor. Mucha gente en Rusia, Ucrania y otros territorios de la URSS de entonces se hizo tan fanática de los Beatles, llegando a inventar historias singulares sobre sus ídolos. Una muestra de esa devoción es la existencia en Kiev, capital de Ucrania, de una réplica del Cavern Club donde los de Liverpool comenzaron a tocar. Se llama The Kavern, así, con K. Más adelante se muestra cómo se cuelan las melodías de los creadores de "Yesterday" en bailes de salón, concursos de canto popular y muestras de folclor autóctono en la Rusia actual. También se abordan las primeras visitas de Sir Paul McCartney a Rusia y Ucrania durante la década pasada, momentos emocionantes para muchos de los que pasaron su juventud dándole la espalda a las circunstancias del comunismo soviético, al ritmo de un "She loves you", de un "Can´t buy me love", un "Yellow submarine" o un "I feel fine", haciendo que esas melodías les ayudaran a estar cerca del espíritu de la libertad. Los Beatles fueron enormes, el mundo entero lo tiene claro. Para servidor, escuchar un par de canciones de los Fab Four es tan necesario como comerse un plátano, caminar, tomar agua o dormir. Son de los inamovibles en el Gran Altar de la Música Popular. Como Elvis Presley. Como Frank Sinatra. Como los Rolling Stones. Como varios otros que se me pueden escapar.

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