22 mayo, 2013
PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: 10 años del Give Up de The Postal Service, o cómo la indietrónica llegó a su clímax pop
Todo tuvo su prolegómeno cuando Jimmy Tamborello, productor de IDM, consiguió que Benjamin Gibbard, voz de Death Cab for Cutie, banda indie que por esos tiempos todavía grababa para el sello Barsuk, cantara en "(This is) the dream of Evan and Chan", tema incluido en LIFE IS FULL OF POSIBILITIES (2001), álbum de su proyecto Dntel. Más adelante se generó un constante intercambio entre ambos de demos en formato DAT (digital audio tape), mediante el United States Postal Service, ya que la distancia entre ellos era considerable. Entre las bases del hombre que también ha firmado como Headset o James Figurine en otros momentos y las pistas vocales del señorito Gibbard, la cosa no podía salir más fluida. Lo suyo debía cristalizar en un disco especialísimo. Así nació The Postal Service, y su engendro inconfundible: GIVE UP (Sub Pop, 2003). Un largo que en tres cuartos de hora se presenta como una pieza clasificable dentro de la etiqueta indietrónica, la cual se aplicaba para hablar de proyectos que cruzaban la electrónica inteligente con el espíritu del indie rock; un tag en el que entraban propuestas como las de Lali Puna, The Notwist, Ms. John Soda, Tarwater, Styrofoam, Apeiron, Nikakoi, Telefon Tel Aviv, Pulseprogramming, Schneider TM o Múm (el compilado INDIETRÓNICA = POP + ELECTRÓNICA (2002) de Sonarmusic ahonda en el asunto incluyendo a varios de los ya mencionados). Bien, sigamos con la dupla Dntel/Gibbard. La gracia de su GIVE UP reside en darle un nuevo empuje, desde el laptopismo, al pop sintético de toda la vida. No resulta nada de burdo anotar que The Postal Service se lucen en muchos de sus tracks como unos Pet Shop Boys de la era digital, unos hacedores de música con mucho corazón desde aparatejos que parecen fríos y llenos de conexiones intrincadas. Esta maravilla, que fue disco del año para Super 45, no tiene ningún momento de flaqueza. Se pueden evocar con igual entusiasmo cosas como la introductoria "The district sleeps alone tonight"; los momentos en que Jenny Lewis (Rilo Kiley) colabora, léase "We will become silhouettes" o la pimpinelada "Nothing better"; el vitaminado trecho de "Brand new colony", entre el Aphex Twin más lúdico y los sonidos de Super Mario Bros.; la chacarera sadcore "This place is a prison"; ese "Sleeping in" donde Gibbard se entretiene evocando la pregunta de quién mató a John Kennedy; el hip pop ambient de "Recycled air" (ya que dije Pet Shop Boys, ese podría ser su "Being boring"); ese "Clark Gable" con palmitas finales casi ELO; el drum n´bass con cuerdas emotivas de "Natural anthem", título pelín Radiohead etapa KID A (2000) por demás; o, a no dudar como suele decir Felipe Avello, el pelotazo en toda regla que fue "Such great heights", himno de ritmo pop punk cuya fortaleza llegó a sonar en avisos televisivos como uno de Apple, o incluso en Chile, a través de un spot de la cadena de supermercados Jumbo (dicen que se pagaron muchas billetajas para conseguir aquello). Con todas esas delicias, GIVE UP se convirtió en el disco más vendido en la historia de la casa Sub Pop, superando al BLEACH (1989) de Nirvana, que no es cosa menor. Eso sí, el servicio postal gringo quiso demandarlos por calcarles el nombre, pero todo se arregló con el compromiso que la parejita asumió de tocar gratis en una oficina de la empresa. Han pasado 10 años de este clímax pop alcanzado por la indietrónica, en los cuales no ha pasado un solo momento en que no se piense si habrá segundo disco de The Postal Service. De momento no, pero al menos Tamborello y Gibbard, que en la década que pasó han seguido sus caminos sin sobresaltos, uno sacando otro disco como Dntel el 2006 (DUMB LUCK, también prensado por Sub Pop), y el otro con Death Cab for Cutie agarrando contrato con Atlantic/Warner y más tarde sacando disco solista, han querido defender la reedición de lujo de su engendro discográfico haciendo la gira que no pudieron armar en su momento. El reempaque del álbum incluye un bonus disc que recopila material ya existente, como "Be still my heart", que fue lado B de "We will become...", un cover de un tema conocido de Phil Collins, remezclas que les hicieron Matthew Sweet, John Tejada, el propio Styrofoam, Nobody y DJ Downfall, ¡e incluso las versiones que The Shins y Iron and Wine entregaron para sus propios temas!, más algunos tracks inéditos, de los cuales hay que subrayar "A tattered line of string", que tiene la pura cara de single excepcional en este 2013. Suficiente para estar complacido.
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