MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: cuatro estocadas para la Roja de nuevo

Hay que ser muy pero que muy quemao... Antes del debut de la Selección Chilena de Fútbol por las Eliminatorias de Brasil 2014 con Argentina, se supo de la borrachera de dos futbolistas, y el juego con los trasandinos fue horrible, con un 4-1 en Buenos Aires. Esta semana, en la previa de la fecha 3, donde se jugó con Uruguay, el panorama es igual y/o peor: un grupo de seleccionados llegó atrasado a la concentración el martes, bajo los efectos del alcohol; ese día estuvieron en un bautizo, y después pasaron a otro lugar. Claudio Borghi, el DT, tomó la decisión de separarlos de la concentración, y no volver a nominarlos por el tiempo que sea prudente. Hubo una conferencia de prensa en el Sindicato de Futbolistas Profesionales Chilenos (SIFUP) donde los sancionados hablaron, con Jean Beausejour y Jorge Valdivia reconociendo su error, mas sólo a medias: acusaron a Borghi de mentiroso, y además se quejaron de los fotógrafos que capturaban imágenes allí. O sea, lindos los hueones. Patéticos mejor dicho. Cuando pasó eso, otros jugadores como Humberto Suazo y Alexis Sánchez putearon a los indisciplinados y les pegaron incluso, cabreo que estos mongos también niegan. ¡Por favor! ¡A otra parte con ese cuento! Ya apartados esos malos elementos, Chile fue a Montevideo ayer, y se comió los goles de un Luis Suárez que estuvo notable. La solvencia a Claudio Bravo sólo le duró poco más de media hora, ya que los dos primeros goles aparecieron en el tramo final del primer tiempo. Errores defensivos de un infantilismo para darse de cabezazos en la pared se sucedieron, todo para que los compatriotas de Eduardo Galeano mantuvieran el liderato en la tabla con 7 puntos. Lo más digno en este cuadro deprimente, 4-0 en contra, fue que Gary Medel se fue llorando cuando terminó el partido; esto tiene que doler. Si yo fuera quien dirige la Roja, no nomino más a Bravo y pido el dato sobre algún arquero que la rompa en el campeonato de Tercera División (dicen que en el ámbito amateur hay mejores jugadores, por fiereza y pasión), para tenerlo en cuenta. Eso sería lo que Eduardo Bonvallet llamaba un golpe efectista.