MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: en vez de un pentacampeonato albo, nos quedamos con la alegría viñamarina

Se suponía que Colo Colo, tras el 2-0 a Everton en el juego de ida, estaba listo para dar la estocada final en Viña del Mar y quedarse con el quinto título seguido. Pero no. La confianza que se le tenía al cuadro de Fernando Astengo se fue a otra parte. En la revancha, la oncena de Nelson Acosta fue muy contundente frente a un Colo Colo débil, sin armas para salir a matar, incapaz de no dejar ser a hombres de la talla de Canío, Ezequiel Miralles y Jaime Riveros. Durante el segundo tiempo llegaron los goles que dejarían patentado el 3-0, convertidos justamente por Miralles (el primero y el último) y por un Riveros (la segunda diana) que ha militado antes en Cobreloa y Santiago Wanderers, hombre con experiencia al que no se debió descuidar. Una decepción en toda regla para los albos, no sólo por haber perdido la chance de prolongar el record, sino porque un equipo dirigido por Acosta derrota al popular por segunda vez en una final, como en el Apertura 2003 (0-0 en el Monumental, 4-0 en Calama, con Zamorano expulsado). Lo cierto es que la alegría en el Sausalito fue enorme (era cosa de ver a Johnny Herrera, arquero de Everton, abrazando al árbitro Rubén Selman), ya que no ganan un título desde 1976. Aunque, si lo recordamos bien, sólo van 6 años y medio de que en la Región de Valparaíso alguien lo conseguía, y en ese 2001 lo hizo el mismo Wanderers, con Jorge Garcés como técnico (hoy listo en Unión Española). Felicitaciones a Everton por este logro.