11 mayo, 2018

MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: 200 años de la construcción de la Alameda santiaguina

Ayer, en la página A3 de El Mercurio, justo a la derecha de la imperdible columna de Cristián Warnken sobre el Día de la Madre (ese poeta está también durante la semana en Radio Pauta haciendo DESDE EL JARDÍN), Mentessana se refiere a algo muy importante: hace 200 años se inicia la construcción de la Alameda de Santiago, por orden de Bernardo O´Higgins Riquelme, en calidad de Director Supremo de Chile. Hacia 1818, el lecho seco de un brazo del Río Mapocho se conocía como el sector de La Cañada, el cual estaba convertido en un basural espantoso. Hasta que se le transformó en un paseo público hermoso, complementado por unos álamos traídos de la ciudad argentina de Mendoza. Era la Alameda de las Delicias, que hoy es la Avenida Libertador Bernardo O´Higgins. Lo que queda en pie del Santiago del siglo XIX hasta el día de hoy es la Iglesia San Francisco, terminada en 1618. O sea, en septiembre cumple 400 años. Como dice el inolvidable Petronio Romo en el corto documental La Alameda de Chile, exhibido durante los años 80 por Canal 13 (ver arriba), el tiempo y distintas circunstancias como el Golpe de Estado de 1973 han estropeado la armonía original de esa gran vía, pero todo santiaguino sabe que en ella siempre hay uno que otro estímulo. El bife a lo pobre de Donde Zacarías. Las gomitas en el Portal Edwards. Los libros baratos en la Perfumería Horizonte. La Discoteque Blondie, epicentro de fiestas para devotos de lo gótico, britpopero o electroclasher (y últimamente abierta a tocatas metaleras). El Planetario de la USACH. Las tiendas chinas. El pan de San Camilo. El circo de septiembre. El Mall Plaza Alameda. Los colchones. La Iglesia Universal de Dios. El Duoc en la esquina con Avenida España. El Preuniversitario Nacional. El Bar Burdeos. El Club de la Unión. La Galería Gabriela Mistral. La Torre Entel. La sede del Partido Demócrata Cristiano. La Librería Chilena cerca de la Iglesia ya dicha. El Cerro Santa Lucía. La esquina con Victoria Subercaseaux donde antes había un café donde uno mismo iba a las juntas del fanclub de Glee. El Centro Cultural Gabriela Mistral. Los vendedores de hamburguesas de soya. El Centro Arte Alameda. Las tiendas de calcetines. Los locales de gomas. Eso y más. Basta con salir a caminar.

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