PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: seguir enganchados

JAMES BLUNT
The Afterlove
(Custard/Atlantic/Warner/Música & Marketing, 2017)

/POP/ Para fortuna de muchos, este año no sólo escucharemos a James Blunt en su colaboración para una traca del alemán Robin Schulz como "OK", rompepistas de vocación pop (ojo con el video, legítimo tributo al ETERNO RESPLANDOR DE UNA MENTE SIN RECUERDOS (2004) de Gondry). También se hace notar el ex soldado con su nuevo material propio: THE AFTERLOVE, álbum de titulación que lo mismo recuerda al Fito Páez de 1992 y a los Closer Musik do militaba Matías Aguayo. Blunt sigue siendo ese macho sensible capaz de recurrir a los palos más claros del amor sin desteñir, matizando lo suyo en esta pasada con elementos de ese R&B minimalista que tan bien se le da a The xx, Lorde o los últimos Imagine Dragons. Hacia el tramo final, al menos desde un "Make me better" donde le echa una mano nada menos que Ed Sheeran (produce y toca percusiones y melotrón), reaparece el James más clásico, si así lo queremos llamar. Si hay que hablar de favoritismos, puedo hablar de "Love me better"; allí el anfitrión se cita a sí mismo con la suficiente gracia: Would have said ´you´re beautiful´, but I used that line before. Para qué gastarse con esa, pues. "Bartender", por su parte, habla de volver a ver a la chica que hace los tragos, sin temor a reenamorarse. So fill it up, fill it up. O la hipotética continuación feliz de "Y nos dieron las diez" de Joaquín Sabina, si no hubiera pasado lo que ya sabemos. Y "Don´t give me those eyes" lo tiene a Blunt como el que se siente culpable de estar con una mujer que le está poniendo el gorrito a otro, pero guarda el deseo de quererla; lo más parecido a un capítulo de Infieles pero sin risas. No hay caso. La mirada de James en el libreto es la de un zorrón legítimo, claro en sus propósitos. A Noel Gallagher, lo sabemos, esto le daría asquito, pero a nosotros nos da felicidad. Después del amor queda seguir enganchados. Así que, señorita, llene la copa no más.