15 septiembre, 2017

DOS AÑOS SIN EL GURÚ: 30) el 18 de septiembre más triste de la historia

El pueblo chileno venía de sufrir un nuevo terremoto el día 16 de septiembre de 2015, el cual azotó al Norte Chico de la nación. En Santiago no hubo grandes daños, pero igual se sintió de manera fuerte (Javiera Acevedo, en ese instante trabajando para un programa radial, no paraba de llorar de susto). Nuevamente la naturaleza nos golpeaba, y esta vez lo hacía en las vísperas del 18, ese día que se recuerda la formación de la primera Junta Nacional de Gobierno (la de verdad, no la del 73 con Pinochet y Merino, entre otros miserables). Pero no sólo eso vendría a marcar la pauta informativa de esos momentos. El propio día 18 todo Chile se enteraba de una noticia terrible. Mientras estaba escuchando Radio Uno, me mamá me avisaba que encontraron muerto a Eduardo Bonvallet, ergo puse la tele: en Mega se confirmaba lo que nadie hubiera querido escuchar. El Gurú, hombre ligado al deporte más bello del mundo, ex gerente de Adidas, comentarista exitoso, líder de opinión y personaje motivador y divertido, decidió terminar con su vida de golpe, cuando estaba a punto de volver a sus labores en Radio La Clave, preparándose para comentar las Clasificatorias que comenzaban con Chile enfrentando a Brasil en el Estadio Nacional. Todo ocurrió en el Hotel Nogales de Providencia, el mismo hotel en cuyo séptimo piso se ubica el locutorio de una emisora histórica que resucitó en 2014, fichando a gente como el propio Bonvallet, Nicolás Copano, Isidora Urzúa y Bambi Flores, entre otros. Una empleada del hotel encontró el cuerpo de Eduardo, quien se había ahorcado cerca de las 11 de la mañana de ese día viernes. Su hija Daniela acudió al lugar, acompañada de la diputada Marcela Sabat. Los funcionarios de la PDI cumplieron con determinar lo que pasó: Bonvallet se quitó la vida. Para todos los que crecimos siguiendo sus análisis futbolísticos, sus arengas motivadoras, sus arrestos de gran humor, su agudeza ante la política y ante la vida misma que a veces podía ser una mentira, fue un espantoso balde de agua fría. El genio llegaba hasta la sexta década de vida y la depresión que ya lo había dejado intentando matarse una primera vez se cruzaba nuevamente en su camino. Los días siguientes pasaron con el cuerpo (cuyas fotos fueron difundidas con una morbosidad repudiable; qué bueno que no vi nada de eso) del astro velado en una iglesia anglicana, con su hermano Gabriel recibiendo a la gente que quería despedirlo. La Cuarta, el diario que mejor trató a Bonvallet durante su vida, puso en portada del sábado 19 la noticia de su muerte, agregando un especial con sus mejores momentos. El domingo 20 fue el momento en que se realizó el funeral. Durante los últimos instantes en esa iglesia me acerqué para esperar ver pasar el auto con su urna, mientras se cantaba el "Échame a mí la culpa" fuerte y claro, y el Huaso Lalo animaba a gritar por él. Cristián Peñailillo y Marco Sotomayor, dos de sus escuderos históricos, no fallaron a la hora de visitar por última vez al más grande en su camino a la tumba en el Parque del Recuerdo de Vespucio, o como diría el poeta Gonzalo Rojas, camino a subirse al avión de palo. No seguí el trayecto al cementerio, pero no dejé de pensar en cómo sería recibido ese gran hombre. Porque Eduardo Guillermo Bonvallet Godoy, hombre, futbolista, comentarista, esposo, padre, ídolo, héroe de la nación, merecedor de una estatua en donde fuese, nos dio muchos motivos para seguir adelante. Un año más tarde los Bonvadictos organizaron una velatón frente al Hotel Nogales, la cual fue un éxito. Y este año se repite la iniciativa. Este domingo 17, a partir de las 6 de la tarde, volveremos a recordar a un personaje que merece ser valorado siempre, aunque le pese a gente como Fabián Estay, Manola Robles o Cecilia Rovaretti, quienes han dicho que Bonvallet le hizo daño al fútbol y a las comunicaciones -ejem ejem, daño ¿de qué? ¿Acaso decir la verdad es hacerle daño al pueblo? Ya decía alguien que la verdadera libertad de expresión es decir justo lo que la gente no quiere escuchar. Eso que los oídos más abiertos sí están dispuestos a escuchar. El 18 de septiembre de 2015 fue el 18 más triste de la historia, con permiso del 18 posterior al Golpe de Estado del 73. Porque se murió el más chileno de los chilenos. Se murió el Gurú. El domingo nos vemos, Krismajara, Panchely, a las finales todos los que siempre creímos en el Bonva. Llevaré velas y varias copias de un poema que escribí.

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