11 mayo, 2011

CAJA MALDITA: Infiltradas, el rompecabezas tenso

Desde que 2011 se abrió de par en par, INFILTRADAS (Chilevisión, lunes a jueves 22:20) ha hecho gala de ser otra teleserie para adultos que, a punta de sangre, sexo y recovecos oscuros varios, ha sabido ganarse el respeto correspondiente. Cuando todo comenzó, creíamos que Lucio Santo Domingo (Álvaro Morales) podía ser el culpable de varios crímenes en serie, en los cuales se encontraba la pieza de un rompecabezas al revisar a cada mujer fallecida. Y de pasada supimos que este hombre se involucró con las gemelas Magallanes: Minerva y Atenea, ambas personificadas por una Katty Kowaleczko cada vez más convincente. La primera asesinó a un prefecto para proteger a Lucio, y la segunda permanecía en la Clínica Santa Socorro, siquiátrico cuyo dueño era el padre de Lucio, Faustino (Héctor Noguera en piloto automático, si me apuran). Todo empieza a torcerse al final del primer capítulo, cuando Atenea ataca a su hermana, y se hace pasar por ella, y así hemos avanzado hasta pasar la barrera de los 60 capítulos, donde hemos conocido a las agentes infiltradas de la Brigada Policial de Investigaciones (BPI, que así se llama en esta ficción la PDI), interpretadas por señoritas como Bárbara Ruiz-Tagle, Catalina Olcay, Mayte Rodríguez, Marcela del Valle e Ignacia Allamand. También hemos visto aparecer, aunque fuese por unos pocos capítulos, a Roberto Vander, encarnando al esposo de Débora Gangas, mujer peligrosa que Esperanza Silva interpreta. Durante el desarrollo de INFILTRADAS, varias veces me quedé pensando que el rol de Felipe Braun como Horacio Leiva, quien estaba enamorado de Atenea, no era tan potente, hasta que se dio otro vuelco clave: ese canalla de Leiva tiene una doble vida, pues simultáneamente trabaja para la BPI como sicólogo forense, y esconde ser ¡el verdadero sicópata del puzzle!, que además es el culpable de que la agente Amparo Barrientos (Ms. Ruiz-Tagle) cayera en coma, alguien que se acaba de casar con Nina Engel (la propia Ignacia). O sea, Lucio no era un malo malo después de todo, y sí lo fue su padre, quien abusó sexualmente de él a los 8 años, y mandó a la cárcel por 20 años (que no fue poco) a Luis Alegría (Roberto Poblete), jardinero de los Santo Domingo, culpándolo de tal fechoría. En lo que va de historia, Faustino fue asesinado por Leiva, pero a Lucio le están echando la culpa. Valga señalar que acá también está la mano de la guionista Coca Gómez, cerebro principal en Mujeres de Lujo, anterior producción nocturna de CHV, apoyada por la poeta Malú Urriola y otra gente. Muchas veces la historia suena a reciclaje de la trama de MDL, como pasa con lo de las hijas que Atenea pretendía recuperar (una es la agente Consuelo Guerrero, la otra es Piedad, ambas interpretadas por Mayte Rodríguez; grano fino pues, la hija de Carola Arregui luciéndose), algo parecido a lo de Magdalena/Esmeralda en la historia de meretrices VIP, cuya sintonía ni siquiera ha podido igualar INFILTRADAS, aunque la cosa ha repuntado... ¡gracias al muestreo total de Noelia Arias en los episodios recientes!, como Estrella, chica que tiene un noviazgo con el peligroso y a veces jocoso Trauko (Juan Pablo Ogalde; en un capítulo le dijo a Lucio eso de a erss, ¿quién es el dostor?, guiño explícito al CLUB DE LA COMEDIA, ji...). Tampoco destiñe la canción de Yuri creada para la ocasión, "Por el amor de un hombre", puro melodrama llevado a la pista de baile, que bien merece por lo menos un prensaje en CD maxi, con las otras versiones: la soulera y la que canta junto a Yei. El rompecabezas sigue allí, y lo ideal es terminarlo pillando al malhechor. Seguimos atentos.

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