PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: Depeche Mode y su Celebración Negra

Falta menos de una semana para que Depeche Mode vuelvan a hacerse sonar en Santiago, evento que ocurrirá el 15 de octubre, en el Club Hípico (que este año ha sido el lugar para las apariciones de Iron Maiden y los Jonas Brothers, más esa Cumbre del Rock Chileno II que fue intensa...). Martin L. Gore, Dave Gahan y asociados, al comenzar los ochenta, querían armar su cuento desde Basildon para hacer más o menos lo mismo que OMD, pero el paso del tiempo los convirtió en una escuadra con personalidad propia, llevando el pop de sintetizadores a una oscuridad particular, y con una actitud que ha cautivado hasta a públicos más rockeros, a tal punto que los han llamado "los Rolling Stones de la electrónica". Por hoy toca pasar revista a uno de sus clásicos: BLACK CELEBRATION (Mute/ToCo/EMI, 1986). En él se encuentran los detalles oscurillos, como ya dije, que en su impostura romántica logran hacer que cualquiera en el mundo reconozca esas canciones, las baile, las sienta. Gahan, en una entrevista de hace tres años, o algo así, decía no gustarle su voz. Será humildad o poca fe tozuda la que profese tal cantante, pero a mí me ha agradado y convencido siempre la inflexión vocal suya, eficaz en la comunicación de los versos. Y la ídem del jefe Gore me provoca lo mismo, así que no hay problema. Nótese que esta Celebración Negra fue el paso previo al disco que los elevó al cuadrante más popular: MUSIC FOR THE MASSES (1987), por supuesto. Y en su predecesor las dianas inmortales no escasearon: la titular, "A question of lust", "Sometimes" (justa secuela de "Somebody"), "A question of time", "Stripped", "Here is the house", "Dressed in black" (ese ritmo de vals adelantando el golazo que en VIOLATOR (1990) será "Blue dress") y "New dress" (¡y déle con los vestiditos!) tienen todo lo que se les puede pedir.