11 mayo, 2009

CAJA IDIOTA: El Chapulín Colorado (siempre contamos con su astucia)

Si la memoria no me falla esta vez, desde que tenía 9 años me importa el legado de Roberto Gómez Bolaños, alias Chespirito (así se rebautizó para expresar un deseo: el de ser como Shakespeare, pero comprendiendo que lo sería en pequeño, o sea, un Shakespeare-ito), creador e intérprete del inolvidable Chavo del Ocho, y también de Chaparrón Bonaparte, el Doctor Chapatín y el Chómpiras. Sus episodios han sido emitidos y disfrutados hasta la saciedad, a lo largo y ancho del planeta. Y aunque están más repetidos que las tandas de LOS SIMPSON en Canal 13, todavía no hay una razón poderosa para menospreciar toda esa artillería de humor blanco, con momentos de apología social y citas a la imaginería del cine y la literatura.

Pero lo que me interesa valorar de Chespirito en este posteo es a otro gran personaje suyo, el que lo secunda en importancia: EL CHAPULÍN COLORADO (La Red, lunes a viernes 7:00), superhéroe que viste de rojo, con un short amarillo, un escudo en forma de corazón y las antenitas de vinil para detectar la presencia del enemigo. Se mueve con cierta torpeza, disimula su miedo hasta donde puede, y quizás se le reprochen más cosas, pero el Chapulín es un héroe puramente latinoamericano, cuya personalidad carismática está plagada de frases coleccionables, como: no contaban con mi astucia, síganme los buenos, lo hice intencionalmente, se aprovechan de mi nobleza, etc., además de cuando confunde los refranes, y acaba evadiendo el enredo con un: bueno, la idea es ésa. Armas habituales de nuestro héroe son el chipote chillón y las pastillas de chiquitolina. El propio chipote es una especie de mazo plástico que chilla al pegar, aunque en esta serie, como en otras aventuras de Gómez Bolaños, los golpes con chipote, con el cuerpo o con otro objeto, suenan igual, ese tinnnnnnnnnnnn... gracioso. Las pastillas son lo que permite al Chapulín disminuir su tamaño, en situaciones especiales; nótese que este año, en el Club de la Comedia, Fabrizio Copano creó un personaje llamado El Amigo Chiquitito, alguien que invitaba a otro a hacer algo particular, desde su microscópico ser; sin duda un bonito homenaje. ¡Chanfle! Pasa el tiempo, pasan las modas y las crisis financieras, y las andanzas chapulinescas todavía condimentan la imaginación, a cualquier hora y en cualquier lugar; es el superhéroe imperfecto que no tiene lado oscuro (como Batman), bienvenido en todas las casas y en todas las pantallas, desde el plasma de lux hasta el modesto Silver Crown de 5", citado hasta por el señorito Devendra Banhart. Para cerrar, un recadito: Carola Zúñiga, sabemos que metiste las patas en pantalla, y te pedimos que en la próxima reunión familiar, o de amigos, no vuelvas a confundir a Roberto Gómez Bolaños con nuestro malogrado Roberto Bolaño. Lo cual no significará que no vayan a abrazarse en el cielo, cuando Chespirito se nos vaya.

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