17 octubre, 2006

No me place, amigos míos, titular este posteo, y más si se trata de constatar que recibí una noticia feroz. Gonzalo Millán, poeta chileno vinculado a la Generación del 60, autor de, entre otros libros, LA CIUDAD, acaba de fallecer hace poco, y por el momento no sé más, pero espero que se difunda con el respeto que se merece. Recuerdo haber hablado con Gonzalo durante 2003, antes de una lectura en la Biblioteca Nacional. Hubiera querido verlo más seguido, sí. Cuando un hermano de palabras, por mayor, distinto o distante que sea, fallece, hay que guardar cierto duelo. Requiescat in pace, Gonzalo. Así son las cosas...

2 comentarios:

Lila Magritte dijo...

Una gran tristeza nos alcanzó a todos y trascendió las fronteras. Tremenda pérdida. Me sumo al lamento.

Thérèse Bovary dijo...

Yo estuve tan triste, pero leímos poemas de Gonzalo durante casi tres horas en una sala del crematorio. Ante el ataúd, Mauricio Redolés cantó con su guitarra y, en orden, los poetas mayores y menores fueron leyendo en la más hermosa despedida que pueda tener un poeta.
!Gonzalo ha muerto
viva Gonzalo!

Saludos para ti Naturaleza Insaciable
Therese

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