PAPELERÍA (o poesía): Altar desierto

Ya nadie toma en serio a quien se para
en ese lugar a hablar de lo que un tal Dios
y su hijo chascón hicieron o dejaron de hacer.
Ya nadie puede reverenciar a ese hombrecito
porque el efectivo boca-a-boca echó a correr
que dilapidó su prestigio y su credibilidad
callando cuando sus semejantes cubrían
sus inmundicias con las sotanas y las cruces brillosas.
Se ríen con justa razón, gritan blandiendo la justa sinrazón.
El altar del templo se declara desierto
porque nadie lo merece al tratar de inculcar
valores y valores mientras tanto
el desenfreno corría por los ventanales
lo mismo que el vodka naranja.
Ya nadie toma en serio a quienes hablan
de la misericordia y el perdón
porque el cielo se resquebraja de vergüenza
al saber que la Fe se empequeñece
y persignarse puede provocar náuseas.