PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: ¿será así el pop del siglo XXII?

SOPHIE
Oil of Every Pearl´s Un-Insides
(MSMSMSM/Future Classic/Transgressive, 2018)

/POST EDM/ A menudo nos vemos parados en un bosque donde los árboles no dejan ver el resto de la rica vegetación. Eso es lo que puede estar pasando con el panorama de la música electrónica actual, encadenada a una sigla donde hay energía y encanto pop como características favorables, pero como suele suceder se llega a un punto en que se bordea el límite del formulismo, de la clonación peligrosa; detrás de cada Garrix, Avicii (que en paz descanse, que la presión fue perra de sobra), Hardwell, Nervo, Don Diablo u Oliver Heldens, siempre acecharán los que también desean ser los nuevos reyes o príncipes del baile, saltando alto, subiéndose a la mesa de control y sacándose selfies, que así es el estilacho en los llamados grandes festivales. Y si todo lo ya descrito representa el lote de árboles saturacionistas, en el fondo menos invadido del bosque podríamos encontrar otras formas, otros lenguajes abiertos.

Y en esas esquinas veremos a otros actores que están reinventando lo (aparentemente) ya inventado. Valga destacar a la señorita Holly Herndon, ligada en un principio a la disquera RVNG Intl., y que logró que su última placa fuese distribuida en Europa por 4AD. También al venezolano Alejandro Ghersi, alias Arca, cuyo apañe al controvertido Kanye West en ciertos pasajes del rompedor YEEZUS (2013) lo dejó muy bien parado; su álbum homónimo de 2017 para XL fue muy valorado por colisionar esos beats sobrenaturales con su voz aguda en castellano, sumando tanto o más que sus otros largos para Mute. Y el tercer nombre de ese posible altar es la escocesa Sophie Xeon, cultora cercana a una mutación del pop chicloso y el R&B conocida por pocos como bubblegum bass, generada fundamentalmente desde el colectivo/sello PC Music que también cuenta con A.G. Cook como otro diseñador de caramelos no convencionales. Sophie había juntado sus sencillos primigenios el 2015 en el disco PRODUCT, editado por el label Numbers, pero fue su labor como productora de Charli XCX en el EP Vroom Vroom (2016) la clave para esperar de ella algo más.

Y ese algo más es este OIL OF EVERY PEARL´S UN-INSIDES, sucesión de estampas que la anfitriona presenta apuntando: Este es un álbum para mí misma, mis amigos y toda la gente cariñosa que me ha apoyado e inspirado, los quiero. Celebremos. Ciertamente, todas las expectativas en torno a tamaño esfuerzo quedan satisfechas. La batería de recursos de Sophie es como un duchazo digital en el que retazos de ambient noise, glitch, pop tierno, house y techno se hacen notar, se funden, se confunden, crean a contrapelo una irrealidad impredecible, una crónica de la identidad líquida que no admite lineamientos añejos, porque en los tiempos que corren se quedan cortas las definiciones binarias, los monopolios, los duopolios, las bravatas de quien no quiere más que la horrorosa uniformidad. Como antídoto para esos males, el sombrero de esta maga saca conejos deformes entusiastas. A veces hay algo de Björk, en otras pareciera verse el encuentro imaginario entre Paula Abdul y Autechre, o cómo Xiu Xiu se lo montarían con Ellie Goulding en lugar de hacerlo ella con Calvin Harris o Kygo. Todo es posible cuando lo imposible pasa de ser una etiqueta miope a crecer como un espejismo glorioso. De los nueve capítulos de esta saga, valga detenerse en "It´s okay to cry" (porque esto es con llorar, que diría Beatriz Sánchez), "Ponyboy", "Not okay", "Immaterial" y "Whole new world/Pretend world" (¿Icona Pop con extra de agresividad?). Incluso más en "Faceshopping", una alegoría a la obsesión por someterse a cirugías, con ella diciendo: I´m real when I shop my face, invocando al esprit de Orlan o Congelada de Uva por lo mínimo. OIL OF EVERY PEARL´S UN-INSIDES deja con ganas de más, pero también con una pregunta en los labios: ¿será que así irá a sonar el pop del siglo XXII? Si se puede, que me congelen para ser testigo de tal revolución. Como dijo Charly García, la vanguardia es así.