28 noviembre, 2019

PAPELERÍA (o poesía): Poema de oficina

Cuentan que un día un pobre diablo
estaba solo en una oficina jugando con la silla
dándose una y mil vueltas. Se le fue tanto la mano
que chocó contra el ventanal de ese décimo piso,
cayó al pavimento y siguió entre la gente
sin una magulladura, pasando entre los vendedores
de galletas y los lustrabotas. Llegó hasta donde
nunca imaginó estar. Y todo empezó
porque estaba aburrido.

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