PAPELERÍA (o poesía): Pegando afiches

Costumbre viciosilla la de colocar afiches por las paredes
de este lugar:
                     un paisaje del sur por aquí,
una formación del campeón de 1975 por allá, más al otro lado
la publicidad de un lubricante, el cuerpo
de una vedette de glamour anacrónico, los peinados
hechos con limón y crema Pond´s de esa banda heavy, la
estrella pop que en sus años de gloria hizo correr
ríos de tinta
                   y ríos de semen -todas esas referencias
colocadas sobre un muro con la precariedad
y la pasión no maquillada
que se estilan. Nada de enmarcaciones doradas
ni de cristales protectores para que la luz
no dañe las siluetas ni los caracteres. Aquí
si alguna cosa habrá de ponerse amarillenta
o ir del color chillón al blanco y negro marchito
eso es un detalle tan vivo como la vida que fluye
por las manos del inmaduro lúdico y desinteresado
que pega afiches
                           y al mismo tiempo
se despega de la formalidad que olvida.