18 octubre, 2017

MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: adiós, Divino Anticristo

Si les menciono a José Pizarro Caravantes seguro no van a saber de quién hablo. Pero si les cuento del Divino Anticristo, la cosa cambia: era ese hombre que iba por distintas calles del centro de Santiago como Lastarria o Portugal, con una pañoleta sobre su cabeza, un delantal grisáceo y falda, aunque en el último tiempo había optado por el pantalón, argumentando razones estéticas. Solía redactar textos muy delirantes que vendía con asiduidad, en los que hablaba de metafísica y política, con interés especial en el nazismo. Ese gran personaje de la contracultura chilensis fue encontrado muerto, tirado en el suelo en la calle Marcoleta, a las 4:15 de la madrugada, el sábado pasado. Todavía se están investigando las reales causas de la muerte de Pizarro. El Divino Anticristo, antes de ser tal, fue un estudiante universitario que pasó por Literatura en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y Computación en la U. de Chile. En 1982 se quemó su casa, y desde entonces se dedicó a deambular por las calles. Su hermano lo intentó meter a un siquiátrico para que se tratara su esquizofrenia, pero salió a dar vueltas dos meses después, con el apoyo de sus seguidores. ¿He visto al Divino alguna vez? Sí: dando vueltas por Lastarria, e incluso le pregunté a cuánto vendía uno de sus textos. Lo mismo abriendo un ejemplar de The Clinic logré pillar unas líneas a máquina de escribir de este homeless superstar. Carmen Berenguer, gran mujer interesada en ahondar en los personajes marginales más potentes, le dedicó la serie de poemas "Anticristo" en el libro MAMA MARX (LOM, 2007). Y entre los músicos también se le admiró y respetó: Sinergia hicieron "Tipiquísimo", adoptando su inconfundible estilo de superponer esdrújulas palabras; y los disueltos Primavera de Praga, banda liderada por Leo Saavedra (este año abrió la Cumbre del Rock Chileno en el Estadio Nacional), lo mencionaban en la letra de "La vida y el corazón". A estas alturas del partido, vivir en Santiago y no saber quién era el Divino Anticristo es un despropósito. Otra pérdida inesperada y dolorosa, como las de Chris Cornell, Tom Petty, Mika Vainio y Grant Hart. O la del subsuelo de la Librería Gonzalo Rojas, surtidor de joyas a buen precio. Qué pena.

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