14 septiembre, 2017

PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: ¡al reverendo carajo!


GONZÁLEZ Y LOS ASISTENTES CON RAÚL ZURITA
Museo de la Memoria y los Derechos Humanos
lunes 11 de septiembre

No es cualquier día el once. No da lo mismo pensar en el acto desesperado (que no cobarde) de Salvador Allende. No da lo mismo esa imagen repugnante de La Moneda bombardeada. No da lo mismo pensar en el dolor de todos aquellos que fueron torturados, masacrados, puestos en una fosa común. No da lo mismo, fuera de las típicas manifestaciones imbéciles de los pobrecitos (porque eso es lo que son, pobrecitos que si uno les pregunta quién fue Stalin, quién fue Fidel Castro, quién fue Allende, quién fue Pinochet o quién fue Miguel Enríquez se cagan enteros) que queman neumáticos y se enfrentan a los Carabineros en Villa Francia o en la Plaza Simón Bolívar. Incluso una vez quemaron una micro en José Joaquín Pérez con Córdova y Figueroa. Todo el que realmente le toma el peso a una fecha como el 11 de septiembre hace lo que yo hice: primero visitar la estatua dedicada al primer socialista y/o comunista que llega a gobernar un país de manera democrática, ubicada a pasos del Palacio, en Morandé con Moneda; y segundo, llegar al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, donde se programaron actividades especiales. Una de ellas fue el concierto de González y los Asistentes, banda liderada por Gonzalo Henríquez, con la presencia especial del poeta Raúl Zurita. La cruza afortunada entre la poesía dolorosa pero siempre llena de belleza y esperanza del esposo de Paulina Wendt y el rock de Los Asistentes fue siempre a más, siguiendo una línea quebrada en la cual las reverberaciones de los micrófonos eran fundamentales, y los versos leídos iban creciendo de la mano con raciones de krautrock o de ambient noise. Se sucedían cosas como "Fellattio" (sic), "Verás" o la secuencia de textos bajo el título de "Zurita (Poema de amor)", y la sensación más clara era la de estar presenciando una ceremonia única en que las distancias establecidas entre la escritura de versos y el acto de cantarlos, producto de una escisión en el Renacimiento como señalaba Eduardo Peralta, ¡se iban al reverendo carajo! Como bis Gonzalo se quedó frente al micro para despachar "El encapuchado". Si hay feeling entre ellos y Zurita es que ya hicieron un disco: DESIERTOS DE AMOR, publicado el mismo 2011 en que Metallica y Lou Reed sacaban ese ladrillo intragable denominado LULU. Ya hubieran querido los de Hetfield que ese espanto les hubiera salido tan bueno como la gran alianza entre Henríquez y el hombre que fue agregado cultural en Roma durante el mandato de Patricio Aylwin. Como diría Pedro Carcuro, de antología.

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