Nos metemos de lleno a hablar de Hanni Ossott, poeta venezolana que fue profesora en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, tradujo a autores de la talla de Rainer Maria Rilke y Emily Dickinson y también publicó ensayos sobre el ejercicio poético. Una forma acertada de entrar en sus versos es abrir CANTO DE PENUMBRA (Reverso, Colección Voces, 2004, selección y prólogo de Ana Nuño), antología que nos brinda una visión panorámica de lo que fue escribiendo esta mujer cuyo mayor dolor fue el de perder a su madre (duelo que su padre de origen alemán tampoco pudo superar).
Para la publicación de ESPACIOS PARA DECIR LO MISMO (1974) y un par de libros más, Hanni se refugiaba en un decir hermético que la hermanaba un tanto con lo escrito por su compatriota Alfredo Silva Estrada. El fervor del principio la descubría en el empuje donde la incertidumbre retuerce sus palabras. Con el tiempo fue saltando a otra casilla donde la imagen cobraba mayor importancia, y el poema breve ganaba terreno con una contundencia digna de José Ángel Valente o Alejandra Pizarnik. Se agudiza la presencia de los recuerdos familiares, en especial el de la madre (ver "En negro, de gasas y lentejuelas" o "Y ella era bella"); la ansiedad a escala mayor en medio de esos procesos creativos ("Una playa sin fin", "El libro que exigías") se manifiesta igualmente aguda; y las dificultades de esos últimos años se reflejan en los textos de CASA DE AGUA Y DE SOMBRAS (1992) y EL CIRCO ROTO (1996), ambos publicados por la prestigiosa editorial Monte Ávila en su Colección Altazor (piénsese en "Y el mañana, y el mañana" o "Las pastillas"). Ana Nuño sugiere en el prólogo como símbolo de la obra escrita por la oriunda de Caracas la imagen del caballo y su jinete que al final de la carrera estallan tras alcanzar su meta esquiva; de ese caballo queda un rastro fugaz, un rayo indiscutible como seña. Así es la poesía de Hanni Ossott, esa carrera cuyo punto de partida y llegada es el mismo lugar inasible e incierto. Esta poeta venezolana falleció en la Casa de Reposo San José de San Antonio de los Altos, durante la noche en que 2002 se despedía y 2003 iniciaba su camino. Se agradece que desde Barcelona la gente de Reverso haya prensado esta valiosa antología. Para seguir haciéndole justicia a Hanni Ossott, recomiendo buscar el grupo en Facebook dedicado a ella.
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