25 septiembre, 2014

PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: doble salto (¿mortal aspirando a inmortal?)


MANUEL GARCÍA
Retrato Iluminado
(Chilevisión Música/Fusión, 2014)

/ROCK/FOLCLOR/ Decíamos cuando salió ACUARIO (2012) que Manuel García seguía creciendo en matices y en belleza. Superado ese flirteo con los sintetizadores, efectivamente el ariqueño no suelta esa intención, la amarra todavía mejor en un disco doble que no es ni parece uno de esos ladrillos indigestos. La imagen de García acompañado por la actriz Catalina Saavedra nos lleva a descubrir la existencia de dos compactos: cada uno apenas supera la media hora de duración, jugada curiosa que se justifica al absorber cada minuto sonoro y recitado, cada grito y su silencio como respuesta. Dos etiquetas han sabido apoyar tal noble causa. Por un lado, la refundada división disquera de Chilevisión (antes cobijo para material firmado por Lucybell y, ups, Arenita), con don Carlos Salazar al frente, hombre que ya cumplió en los sellos de la SCD. Por el otro, Fusión, caso extraño en la historia de los labels locales, con Carlos Fonseca como valedor: las escasas referencias que se le conocen con LA VOZ DE LOS 80 (1984) de Los Prisioneros y el debut de Elso Tumbay en 1997.

Ángel Parra hijo, desertor de esa tropa histórica llamada Los Tres, es el productor de este doble salto (¿mortal aspirando a inmortal?) del ex Mecánica Popular. El primer CD de RETRATO ILUMINADO es en el papel la cara más habitual del protagonista, con sus tendencias al guitarreo de palo, a la electricidad entusiasta, a la necesidad de hurgar en el dolor de ser engañado, la dureza de ser un constante antihéroe. A diferencia de lo que pasaba en ACUARIO, la electrónica está presente en detalles más mínimos, como en ese goteo sutil que ribetea las estrofas de "Raíces". "La aguja", primera canción del álbum, pone un enfoque cotidiano tal como lo hizo "Alfil" en S/T (2010). "La luz" arremete cual ejercicio pop rock coreable. "Medusa" se planta en terreno bolerístico con sabor a tequila: cuando el desamor arde en los huesos, un coro como el que sale se clava en lo más profundo (mujer extraña, bonita y mala/que me mintió). "María" conquista por ese regusto tan Mazzy Star, la concreción a fuego lento. "Letras chinas" impone una caligrafía matemático-progresiva certera, con Porcupine Tree o Queens of the Stone Age en la mira.

Al final del CD1, Manuel avisa sobre la marcha del segundo con un instrumental la mar de lúdico titulado "El Clan Parra", su reverencia al clan histórico que deja su huella en buena parte de estos surcos. Y no hablo sólo de Ángel hijo en las consolas. También de su padre, quien mete su voz añosa y llena de experiencia, motivando además a García para que escriba y lea décimas (así pasa en "Retrato iluminado", la canción). El segundo set alza el vuelo, llegando a terrenos profundos de este Chile sin tropezar ni por si acaso, insertando el glorioso sonido del guitarrón, empapándose de la picardía mayor como pasa en "El Negro Manuel" y cerrando con "Pupila de águila", original de Violeta Parra, otra manera de ser todavía más coherente a la hora de pisar terrenos parrianos, donde los vivos y los muertos no ocultan sus fortalezas. Y este Manuel tampoco esconde sus fortines mágicos, sea con las cuerdas viejas o las eléctricas. RETRATO ILUMINADO es ese disco al que se debe recurrir para comprobar que tradición y actualidad pueden darse la mano de corazón. Puede que a uno mismo le guste más el primer CD por estar más cerca de S/T que de ACUARIO, pero en verdad todo lo que hay aquí es un tesoro.

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