PAPELERÍA (o poesía): Olla (poco) común

Tengo la ciega
                      sorda
                               insana esperanza
de que a más de uno le corresponde ser
la araña que el idioma daña* -no como
pirujas que hablen cada vez peor
(esputos abreviantes y excesos coprolálicos
sin argumentos claros) sino que
como individuos capaces
de reinventarlo cada vez, usando
los palos que ya existen, reviviendo
los que estaban aparentemente olvidados
e incluso recurriendo a esa riqueza
imperfecta romance moruna barroca, a
la larga mezclando ingredientes
en la olla (poco) común del lenguaje
de la post-tribu. Haciendo
que lo que construimos con nuestra voz
no sea cosa muerta
                             y vieja
como esos diccionarios ajados que nadie revisa.
Que sea el rayo que buscaban otros seres
sin importar tanto.

*Calle 13, "Tango del pecado"