MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: un cuaderno de tapas amarillas

Ayer, cuando había dejado la gratiferia del Parque Bustamante, donde tuve el placerazo de encontrarme con María Kasuki, hada melómana a quien valoro más que a mi vida, iba caminando por Merced, cerca del Ópera Catedral. En el bote de basura había un lote de revistas GQ (de la edición en inglés), A:, Joia e incluso algunos números de la extinta Blank. Parte de ese material se fue conmigo, y también un cuaderno marca Casaideas de tapas amarillas, que tenía unas notas sobre moda y unos dibujos de vestidos, casi todo con lápiz grafito. Las dos hojas con anotaciones a lápiz pasta las arranqué, y parte de lo demás lo empecé a borrar con una goma que justamente me llevé de tal gratiferia. La intención no puede ser otra que personalizar ese cuaderno, no sé para qué pero dejarlo colonizado como material de Mameluco Himself. Tiempo atrás me pasó en esa misma calle algo similar, con un cuaderno de composición venezolano hecho con papel reciclado, el cual lo uso a veces para guardar textos en prosa. Me ronda la idea de seguir borrando los otros dibujos en grafito que quedan, pero con "Fashion!" de Lady Gaga como fondo sonoro, ya que ARTPOP está en mis cerros de cedés. Cada vestido puede gatillar imágenes gozosas, el deseo de hacer que lo frívolo se valide por unas horas y arda en sus ansias de arte o su roce en telas se ilumine. Tal vez Mother Monster en un sueño (haya toqueteo de sus nalgas o no) me diga qué debo hacer con el cuaderno.