MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: Bolaño en San Joaquín

La última vez que tuve que pasar por la comuna de San Joaquín me puse a observar un mural que ocupa la fachada de una botillería, en la esquina de Sierra Bella y Juan Sebastián Bach, cerca de Las Industrias, Diagonal Santa Elena y Lira, firmado por la Brigada Negotrópica. En él aparece Roberto Bolaño, ese literato chileno radicado en Cataluña que falleció en 2003, fumando al lado de tres animales: un coyote, un pájaro carpintero y un tecolote, este último una especie de búho. Pienso en una vez que caminaba por el centro de Santiago con Alejandra del Río diciéndome que le encantan los murales. De seguro se enamoraría perdidamente de este homenaje que esa Brigada le hace al hombre de LOS DETECTIVES SALVAJES (1998), presentándolo nuevamente como un animal chileno y latinoamericano que, al igual que esos animales que lo acompañan, no merece ni de rebote el olvido del gentío, sí la valoración en forma de caricia memoriosa y/o deseo de reencontrarse con su estampa; en el caso de Bolaño, con sólo hojear o releer su obra.