14 marzo, 2015

MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: el triste final de Felipe Díaz, el armonicista ciego maltratado en el Metro

Realmente quisiera no tener que hablar de cosas como lo que voy a abordar en este blog, pero de verdad es mejor ir al punto, aunque duela. Felipe Díaz Brito era un muchacho ciego que habitualmente iba a tocar su armónica, siempre acompañado de un perro lazarillo llamado Kolt, en varias estaciones del Metro, aunque donde más se le veía era en el acceso de la Estación Pudahuel, en la esquina de San Pablo con Teniente Cruz, cerca de un Unimarc y del comienzo de la feria que se pone en el sector los jueves, sábados y domingos. Varias veces Felipe fue objeto de malos tratos que incluían empujones y puntapiés. La última vez en ese mismo lugar ya descrito fue sacado por guardias en una acción donde hasta un grupo de carabineros fue llamado por la gente de Metro. El chiquillo fue hasta acusado de ser un ciego falso en ese momento indeseable. Eso trajo como consecuencia que Felipe se quitara la vida el jueves pasado. Tras este lamentable final, un grupo de personas fue a protestar al mismo acceso, pidiendo justicia. Desde la empresa llegó un comunicado donde reconocen que el jefe de la estación pidió que desalojaran a Felipe y que están revisando si se violaron los precedimientos corrientes para estos casos.

Al enterarme de esto siento una mezcla de pena y rabia. Pena porque este muchacho quería transmitir algo de su espíritu libre y su buen corazón apareciendo con el perrito, el mismo que ahora se mueve poco y tiene carita de pena como pone Las Últimas Noticias en su edición de hoy. Rabia porque esto huele a la distancia que sea a discriminación. Los testimonios que ayer se escuchaban en la nota del informativo HORA 20 (La Red) hablaban de que no son cosa poca ciertos malos tratos que se ven en este medio de transporte subterráneo, de los que el caso de Felipe es sólo una punta. Al cielo se irá el armonicista ciego, mientras que los energúmenos sin corazón que se creen dueños de su terreno y sus reglas siguen allí, gruñendo en el nombre de la inflexibilidad. Él no merecía que lo trataran como una basura, pero cuando la injusticia viene a cagarse en nosotros quedamos helados. Así el Metro de Santiago baja sus bonos más y más. No digan que los cuestionan porque sí. Descansa en paz, Felipe.

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