13 noviembre, 2013

CAJA MALDITA: el justo homenaje al Caiga Quien Caiga chileno, a 11 años de su estreno

No quiero dejar pasar la ocasión para destacar lo que pasó el lunes pasado en MÁS VALE TARDE (Mega), el late show del ex diputado Álvaro Escobar. Se juntaron Nicolás Larraín, Pablo Mackenna Dörr e Iván Guerrero para revivir el espíritu de lo que fue en estos lados Caiga Quien Caiga, ya que se cumplieron 11 años de su primera emisión, en octubre 2002. Aquellos primeros capítulos, si mal no recuerdo, tenían a Larraín y Mackenna, además de Felipe Bianchi (hoy en Chilevisión), grabando desde un estudio en Argentina, el país donde nació CQC; las notas sí se hacían en Chile. Ya entrado el 2003, todo el material se generaba en este terruño, y la insolencia cecuceísta empezaba a hacer mella en todos los escenarios que sobrevolaban sus conductores y noteros, sea en lugares políticos, deportivos, fashionistas o culturales. No sé si nuestro Caiga fue tan irreverente o menos que su casa matriz en el país de Jorge Lanata, pero de todos modos hay que reconocer que hasta los que lo detestaban deben acordarse un poquito de este espacio, o deben echarlo de menos. Destáquese lo que Marcelo Trivelli, ex intendente y actual candidato a consejero regional (apoyado por el PRO), dice al respecto: Prefiero mil veces CQC que TOLERANCIA CERO. Más claro el agua. E Iván Guerrero mismo afirma lo importante que fue para este país traer este formato, al punto que en programas faranduleros se han emulado los soniditos de patos y afines que Caiga utilizaba. Pero cuando el programa estuvo al aire, no fueron pocos los miramientos en menos. Como que Nelson Acosta se dedicara a agredir a gente de CQC junto a su ayudante Ítalo Traverso (la patada de ese energúmeno al camarógrafo no se justifica). Como que Guerrero haya sido linchado por señoras defensoras de Augusto Pinochet. Como que Canal 13 y TVN los metieran en el mismo saco de los espacios faranduleros que abusaban de sus imágenes, cuando Caiga sólo en el Top Five y poco más hacían el corta y pega, lo cual olía a veto de tonto grave. Como que la ANFP decidiera no dejarlos entrar a hacer notas en partidos del fútbol nacional. Como que en la Cámara de Diputados se les prohibiera entrar, por culpa de unas tipas de MORANDÉ CON COMPAÑÍA que hacían el baile del koala, ergo todos los programas de farándula bla bla bla, y otra vez el mezclar el culo con las témporas, el veto del tonto grave parte dos. CQC, no se olviden, estuvo al aire cuando Mega todavía estaba dirigido por gente de derecha hipócrita, la misma que le daba tribuna al canalla de Raúl Hasbún y no pasaba los avisos contra el SIDA del Ministerio de Salud, al mismo tiempo que dejaba que Mekano y el citado MCC pusieran tetas y potos en lotes industriales. Lo que se llama resistir. Durante su periplo me hizo muchas cosquillas en varios de sus segmentos y, bueno, uno que otro bostezo cuando el casting de noteros también se pasaba (¿era necesario?). Las imposiciones corporativas le hicieron daño: tanto cambio de día y de horario hizo que todo se jodiera. ¡Pasarlo el domingo a las 23:30 ya no tenía sentido! La última temporada de Caiga en Chile, en 2011, fue tibia, lo admito, aunque mantuve mi interés constante. Larraín aparecía con Pablo Araujo, Vasco Moulián y... Raquel Calderón, sí, la mismísima K3l. Dos programas más tarde, Moulián salió de allí (cero aporte), y Raquelita, que en su debut cecuceísta reprobó, se mantuvo bien (sin alcanzar el nivel de Mackenna o Bianchi), hasta que a mitad de camino lo dejó por desacuerdos (tal vez pesó lo que Nicolás dijo en otro programa, mostrando un cierto arrepentimiento por haber llevado a la hija de la Argandoña), siendo reemplazada por Pablo Zúñiga. Y el uruguayo Araujo fue sin duda el mejor en esta agonía de CQC: una metralleta de tallas, un tipo muy rápido para tirar cuñas. Un long and winding road que dejó huella. Nunca olvidaré esos sunglasses, los trajes sobrios y el grito de Nicolás: señoras y señores, lo que usted está esperando en su casa, ¡estos son looooooooooooooooosssssssss...! 

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