PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: la noche en que los títeres se apoderaron con justa razón de la Quinta Vergara

Esa noche, la del 27 de febrero de 2013 (justo cuando se cumplen 3 años de aquel terremoto y maremoto que azotó a la Zona Central), fue muy pero muy especial en el Festival de Viña del Mar. Si antes a alguien se le hubiese ocurrido proponer que los monos de 31 Minutos fueran a la Quinta Vergara, de seguro lo tachaban de loco y le ponían una camisa de fuerza. Pero como todo puede ser mucho mejor (sí, parece lema de bebida), el universo particular gestado desde un aparente noticiero conducido por Tulio Triviño Tufillo ha alcanzado cotas sorpresivas: primero con un programa emitido por TVN desde 2003 (consecuencia de haber obtenido los fondos del Consejo Nacional de Televisión un año antes), luego con una película, y más tarde vendría un comic book llamado MONTAÑA BAZOFIA, una obra de teatro y la exitosa serie de conciertos en circunstancias como el festival Lollapalooza Chile 2012 y lo que pasó hace unos días en Viña. Que la mejor idea de los señores Pedro Peirano y Álvaro Díaz, capos de Aplaplac Producciones, haya llegado a ese escenario habituado a alternar números valiosos y reclamos pegotes de efectividad dudosa, fue una gran noticia cuando se anunció previamente, y lo fue más todavía en la práctica. Los niños chicos y los niños grandes estaban muy felices en las gradas, y también los que sintonizamos Chilevisión. Todos muy cómplices de las apariciones del propio Tulio, Juan Carlos Bodoque, Patana Tufillo, Mario Hugo, Guaripolo y los demás, además de quienes hacen sus voces: la propia dupla Peirano/Díaz, Jani Dueñas, el locutor Fernando Solís, Rodrigo Salinas Marambio (que en algún momento estuvo distanciado de Álvaro, pero en la Feria del Libro de Guadalajara volvieron a abrazarse)... Y en el apoyo sonoro destacaban Pablo K.V. Zón y Felipe Ilabaca (Chancho en Piedra), además de Pedropiedra en la batería. Entre el anuncio de la aparición del Monstruo del Festival (un engendro que acabó contando chistes), un diálogo entre Patana y Mario Hugo (¡yo quiero un beso!), la presentación del jurado donde estaba un ser calvo que dice ser Dios, Guaripolo haciéndolas de cartero y más situaciones muy fieles al espíritu de 31 Minutos, las canciones que en mayor o menor medida pueblan el corazón de los fanáticos: "Ratoncitos", "Tangananica Tangananá" (los Hermanos Guarenes dándose con garrotes y espuma), "Señora Interesante" (shalalalá...), "Mi muñeca me habló", "La regla primordial" (una que podría haber estado en el cancionero de Pixies, Pavement o Weezer), "Mi equilibrio espiritual" (la llegada de Freddy Turbina recibió una ovación monstruosa), "Objeción denegada" (para cantar y bailar como idiota...), "El Dinosaurio Anacleto", "Mala", "Bailan sin Cesar", "Nunca me he sacado un siete" (con protesta reprimida por el guanaco incluida)...; se colaron guiños a Guns N´ Roses, Eric Clapton, Síndrome o el "The tide is high" popularizado por Blondie. Fue la noche en que los títeres se apoderaron con justa razón de la Quinta Vergara. Fue el triunfo de la imaginación en la televisión, que por más frívola que sea también puede ser un terreno ideológico y lúdico en disputa constante (recuerden la perorata de Calcetín con Rombos Man). Extraordinario sería decir poco.