21 septiembre, 2020

PAPELERÍA (o poesía): Desajustes

 Un perro pasa y mea, pero su orina

no cae de manera insulsa sobre el muro

de ese edificio donde ayer se firmó

un nuevo acuerdo que vuelve a validar

otro ajuste entre pera y bigote

(seguramente con varios botellones

de tintolio y del otro): esa estela

de pichí será el camino a seguir

para los otros perros rabiosos,

sin importar si son negros,

blancos, cafés o verdes,

la línea húmeda amarillenta

sobre el pavimento que será testigo

en muchas ocasiones más de los ladridos

más estridentes que van a retumbar

en la conciencia de los que quieren

que todo siga igual de miserable.

O por lo menos a los firmantes

les molestará el olor a meado.

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