17 septiembre, 2020

PAPELERÍA (o poesía): Ayer, hoy y mañana

 Ayer la bandeja de latón usada por los mendigos

de aquel peladero

fue la sede oficial de las llamas más vivas, esas formas

que iban y venían entre el naranja y el amarillo

dejando espacio nulo para la duda: al pan duro y a

la carne regalada desde la carnicería vecina

los recibían como los invitados que no pueden pasar de largo,

como lo que crece en cada momento puntual, venciendo

al triste marco de piñén y óxido

que amenaza hasta empotrarse en ellos.

 

Hoy la bandeja de latón amaneció llena del agua acumulada

de la lluvia más reciente, el asedio goteante sobre el suelo

vulnerable, eso que si viniera solo no habría problema pero

se agregan los granizos rebeldes y los relámpagos

que en su camino botaron el letrero de cerveza

y mataron a dos perros y cuatro gatos

que no habían comido hace semanas;

en medio de todo aquello se daba el naufragio de la bandeja,

la anulación feroz del calor y la chamusquina

que reforzaba cada experiencia y les ayudaba

a pensar menos en esos días pasados en los que

les llegaron piedrazos, palos, cuchillos, astillas de monstruos

cuyo aspecto es más común del que se cree.

 

Mañana la bandeja de latón será

el recuerdo más vivo,

eso si los que los conocieron

deciden conservarla

                                -a menos

que la indiferencia tamaño familiar

la instale sin apelación posible

en el camión de la basura.

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