29 julio, 2017

¡DIOS SALVE A VENEZUELA!

Falta un día para que se realice en Venezuela la elección donde se elegirán a los delegados de la nueva Asamblea Constituyente impulsada por el Presidente Nicolás Maduro, instancia que ha sido enormemente cuestionada por el mundo entero, ya que sólo sirve para que el mandatario llanero amplíe sus poderes y continúe dejando al pueblo en una situación de pobreza y violencia. Ya se han cumplido tres meses de manifestaciones callejeras contra el Gobierno chavista-madurista, en los cuales han fallecido varias personas producto del accionar temible de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), los gorilas que le lamen las botas al Burro de Miraflores. Ni hablar que a un chileno que participaba de estas movilizaciones lo mantienen detenido. Maduro anunció que quienes salgan a las calles durante estos días e intenten boicotear la elección arriesgan 10 años de cárcel, algo que a los movimientos opositores no les ha impedido convocar a la gente para que salga igual a impedir el desarrollo regular de un proceso viciado de antemano. En la portada de La Tercera de ayer se destacaba una cuña de Henrique Capriles Radonski, quien compitió como candidato y perdió tanto con el fallecido Hugo Chávez Frías como con el propio Maduro. Todo esto que vive Venezuela empezó con el mismísimo Comandante Chávez liderando esta nación, un personaje que hizo gala de su talante altisonante y brutal, pero que también destilaba cierto aire de showman, incluyendo su magistral interpelación a George W. Bush, a quien trató de burro, borracho y del diablo (¡huele a azufre todavía!). El chavismo, señores, se acabó con Chávez, y lo que se ha vivido después es la escalada hacia el infierno más puro, que diría Thom Yorke. Un país con sus libertades pisoteadas, con colas para comprar comida y otros artículos de primera necesidad, con una militarización que da miedo, con una inseguridad evidente, con presos políticos como Leopoldo López, con la posibilidad latente de una intervención radical. Eso es Venezuela hoy. No le crean a los comunistas que intenten defender lo indefendible. Canallas como Evo Morales o Vladimir Putin todavía apañan al régimen chavista-madurista. Cada vez que veo al Burro, ese que hablaba con las vacas y se atrevió a usar el "Despacito" de Fonsi con fines propagandísticos (lo cual es tremendamente asqueroso), me dan unas ganas de agarrarlo a garabatos, por tratar como las hueas a su pueblo. Él y su Comandante se han llenado el boquino con Simón Bolívar parriba y pabajo, y que yo sepa aquél nunca ha estipulado que se hagan las carajadas emprendidas por ellos. Simón Bolívar se está retorciendo en su tumba. No puede ser que siga sufriendo mi querida Venezuela, esa Venezuela que me dio al Puma Rodríguez, a Alicia Machado, a los del recordado programa cómico Bienvenidos (y se divertirán...), a Franco de Vita, a Ricardo Montaner, a Juan Sánchez Peláez, a Alfredo Silva Estrada, a Juan Calzadilla, a Eugenio Montejo, a Hanni Ossott, a Kid606, a Cardopusher, a Arca, a Simoney Romero, a Daniel Arzola, a Mery Alicee... Como latinoamericano, estoy con ustedes. Por eso digo, fuerte y claro: ¡DIOS SALVE A VENEZUELA!

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