Preferí esperar a que Zamudio. Perdidos en la Noche se emitiera completa para comentarla en esta tribuna que pronto cumplirá una década en marcha. Justamente anoche TVN pasó el cuarto y último capítulo de una miniserie que, con el libro SOLOS EN LA NOCHE de Rodrigo Fluxá como referencia, recreaba lo que pasó aquella noche de marzo 2012 en que un jovencito oriundo de San Bernardo fue golpeado en pleno Parque San Borja por un grupúsculo de descerebrados que se decían neonazis; Daniel Zamudio resistió poco más de 20 días hasta que su muerte fue un hecho indesmentible, y posteriormente el impulso más crudo para que se promulgara de una buena vez la Ley Antidiscriminación.
Por lo que hemos sabido, a la mamá de Daniel Zamudio no le gustó la serie; ella desconfió del trabajo por enfatizar aspectos del muchacho relacionados con su sexualidad o el consumo de alcohol (una madre puede conocer a su niño mejor que cualquiera, y en eso solidarizar con ella es válido). Pero más allá de si esta recreación es fiel o no, ante mis ojos esto fue un ejercicio muy bien logrado a nivel visual y de actuaciones, con un Nicolás Rojas encarnando al propio Daniel, con el emblemático Daniel Muñoz como su padre, y un par de sorpresas valiosas. Una corresponde a que uno de los verdugos de Zamudio fue interpretado por Michael Silva, el mismo que en 2014 supo ponerse en la piel de Jorge González, como lo apreciamos en Sudamerican Rockers. Por su parte, como el fiscal del caso se pudo ver a Jaime Omeñaca, que por si no les suena a la primera era el Lucho de CASADO CON HIJOS (Mega no deja de repetirla).
Semanas atrás tuve el placer de leer en La Tercera un comentario de Álvaro Bisama, quien sugería que Zamudio... capturaba a su manera a través de la víctima, los victimarios y quienes estaban alrededor de ambos la marginalidad a la que ellos estaban condenados por el tejido social desigual imperante. Y vistos los 4 capítulos tiene razón: más allá del hecho reprochable en todo sentido hay una tela donde todos son figuras vulnerables tratando de encontrar una motivación, en el mejor caso bailar o cantar o ayudar en una peluquería, en el peor emborracharse y drogarse en la calle o intimidar a quienes son distintos o "raros" o enarbolar banderas con signos horrendos y crueles. Y eso sigue pasando en este Chile. Y ojalá a futuro no sigan ocurriendo instancias agresoras con la intolerancia como escudo mugroso. Un hurra por lo que se plasmó en Zamudio. Perdidos en la Noche, que además contaba con el dúo Dënver entregando "Noche profunda", tema de cariz trip hop que servía como cortina central, más lo que Milton Mahan, la mitad masculina, urdía a modo de score con Pablo Muñoz, su socio en De Janeiros.
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