PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: Mon, c´mon!

Me pasaría de farsante si digo que no sentí ansiedad alguna al esperar que Mon Laferte lanzara TORNASOL (2013, autoedición). Sería el colmo, hey. Durante el proceso de elaboración, la residente en México mostraba retazos de ciertos momentos en una especie de docureality cuyos episodios fueron subidos a YouTube. Y eso daba más hambre. Hambre que viene a ser saciada con un disco que sabe desmarcarse de la amena inmediatez que campeaba en DESECHABLE (2011). Esta vez, la Bustamante apuesta más y mejor, inclinándose por matices que van de lo enérgico a lo reposado sin cojear. Abre "Ángel negro", zamarreo pop con una línea de teclado que remite al "Strangelove" de Depeche Mode. Luego llega el track titular, con Renee Mooi de invitada, urdimbre atmosférica cercana al slowcore. "Lo que pido" te obliga a retener el tarareo en la mente como sea. "Orgasmo para dos" es su lectura avanzada y honda del blues, más allá del grato borrador en ese tono que fue "Te vas" en el predecesor. "Vuelve por favor" la instala en el dramatismo tanguero con ribetes tiernos. "Trátame bien" pone las heridas del mal amor en un primer plano innegable. Acto seguido, el reggae de "Flor de amapola", ¡con Mariel Mariel rapeando sensualmente! Más tarde se marca tres píldoras de rock a quemarropa: "Muerte en el ring" (ya testeada en vivo; ideal para fans de The Black Keys), "Hospital" y "Hey hey"; furia y placer intensos. El cuadro se completa con "Nubes en mis pies", "Calma" (junto a El Viaje de Seth) y el bonito cierre folk con Paz Quintana (Tizana) titulado "Igual que yo", además del óptimo reclamo dance que aborda con Fakuta: "Estado natural". TORNASOL es la prueba más clara de que la hoja de ruta de Mon Laferte, siempre compartida con su pareja, César Ceja, marca sus destinos cantados sin desteñir. Sólo un reproche: que el libreto interior no tenga las letras de las canciones. Gritad conmigo: Mon, c´mon!