JIRAFA ARDIENDO
Sala SCD, Mall Plaza Vespucio
domingo 2 de agosto
Durante estos últimos años he intensificado, y este medio lo deja más que subrayado, mi ración de asistencia a conciertos, con énfasis en los protagonizados por artistas locales. Entre ellos, yo pude ver y escuchar el retorno de Los Tres (Movistar Arena, julio 2006), momentazo histórico. Y en el primer domingo de agosto me toca estar en las antípodas de lo ya mencionado: una despedida. ¿Cuál? La de Jirafa Ardiendo.
Fueron 14 años los que transcurrieron para un concepto que sirvió como refugio para muchos músicos, mateniéndose como estables Roberto Estay y Alejandro Pino, vocalista histriónico este último; un título de un cuadro de Salvador Dalí que representó la aproximación a un lirismo afiladamente irreal, mediante armonías cristalinas y arrebatos eléctricos, en tres álbumes: SIESTA (2000), PERSONA (2003) y PULMONÍA (2008). Y lo que se escuchó en este último concierto no fue la excepción.
Antes de la música anhelada, apareció el comediante Sergio Freire, fan de la banda, haciendo un monólogo sobre los músicos, sus alias o nombres, y ciertas canciones (satirizó a Alejandro Sanz, Luis Miguel, Garibaldi, David Bisbal, Beto Cuevas y Pali). Recuérdese la reflexión suya sobre Javiera Mena y Fran Valenzuela (esos parecen nombres de ejecutivas de banco, según Freire). Jirafa Ardiendo, por más de dos horas, revisaron su cancionero, frente a un marco de público muy generoso (esa fila, a una hora del inicio, era cosa seria), y haciendo pasar a todos los que formaron parte de la escuadra alguna vez. Como si fuera poco, hubo una serie de invitados importantes que dijeron presente, una tónica que en el propio disco PULMONÍA ya campeaba. Menciónese a Manu (Golem), Leo Saavedra (Primavera de Praga), Javier Barría, Javiera Parra, Ángelo Pierattini (ex Weichafe, otros que ya se despidieron), Felipe Cadenasso (Matorral), Edita Rojas (ex Electrodomésticos)... Faltó Manuel García, por razones que desconozco. A Ale Pino se le veía tan entregado como siempre, tirando cuñas divertidas junto a Roberto, y luciendo una barba relativamente Gallagher (ni hablar del pandero...). Quedará el recuerdo intenso de atender a las notas de "Lectura veloz", "Motosierra", "Corre", "Canción del emprendedor", "Confío" (una de las más coreadas), "Sólo para desentendidos", "Fácil", "Sopa", "Girasol", "La tierra es plana", "Mastodonte" y varias más, set cuyo sprint final tuvo a los presentes de pie, saltando y aplaudiendo a lo grande. Valga no desdeñar la presencia de un chinchinero, durante un tema cantado por Estay. ¡Y hubo chicle jirafa, por última vez! La música que Jirafa Ardiendo construyó tuvo una frescura en vaivenes angulares, y a pesar de la poca bola mediática, compensada un poco en esta etapa reciente, algo tendrá que recordaremos, que hurgaremos sin cansarnos, mientras casi todos sus actores continúan en otros proyectos sonoros, dato que nos deja un poco más tranquilos. De nuevo cabe el cliché esperanzador: ¡¡¡HASTA SIEMPRE, JIRAFA ARDIENDO!!!
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