FILSA 2007: poesía y delicatessen

Al final de mil caminos/siempre habrá desvíos...
Lucybell

Capear un sábado calurosísimo, refugiándose en la Estación Mapocho, con esta Feria Internacional del Libro en pleno desarrollo, era una buena idea. Se tienen dos semanas para acercarse a las letras y otras expresiones cercanas, cita obligada en cada fin de octubre/comienzo de noviembre. Al principio deseaba aguardar la lectura, con diálogo incluido, de Gonzalo Rojas en la Sala de las Artes; el vate de Lebu celebra sus 90 años de vida, y para extender el festejo se montó un exposición en torno a su persona y obra, con manuscritos, libros y fotos, además de un documental, visita a tener en cuenta durante todo el evento. Pero un vínculo tan irreductible como unos pocos me hizo desviar la atención: Paulina Valente Uribe, quien coordina una parte de las actividades, me dio la llave para (re)encontrarme con Elvira Hernández y Nadia Campos-Prado, quienes formaron mesa de lectura junto a Arturo Volantines, poeta representante de la Región de Coquimbo, invitada especial en esta Feria. Los ecos de un lanzamiento anterior, correspondiente a la antología POÉTICAS DE CHILE (bilingüe y seleccionada por Gonzalo Contreras) se hacían notar vía la hojeada de ese tomo (ah, minutos antes dos lindezas se encargaron de promocionar aquello). La Sala Joaquín Edwards Bello sirvió de locación para el tridente. Comenzó Elvira, quien echó mano de fragmentos insertos en LA BANDERA DE CHILE (de edición clandestina en los ochentas; en 1991 una editora argentina sacó la oficial) y CARTA DE VIAJE, más material de un libro inédito que no deja de ahondar en el dolor de lo que es pisoteado y olvidado. Nadia, de entramado más ensayístico, hizo revisión de textos que están en CARNAL y el reciente JOB; uno de los inéditos fue más extenso. Arturo Volantines de seguro le sonará a algún atento lector de suplementos, por los comentarios a LO QUE LA TIERRA ECHA A VOLAR EN PÁJAROS, base de su lectura sabatina; sus versos son una recapitulación de cierto hilo narrativo originario, una mirada honda y que reclama consideración, como la gente de su tierra, porque no sólo Gabriela Mistral ha salido de allí... Para complementar, una degustación de vinos, quesos y aceitunas de la zona; provechoso fue ir al mosto dulce, el queso de cabra ahumado y, faltaba más, el dulce de papaya. A esas alturas no incomodaba perderse lo de Rojas, aunque igual pasé a ver un poco cuando Fabienne Bradu, su traductora francesa, le hacía observaciones. El desvío siempre aparece, y en ocasiones como la descrita lleva un enlace especial. Paulina y yo lo sabemos, ¿no es cierto, guapa?