26 agosto, 2020

PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: la contorsión deseada

DUA LIPA - Future Nostalgia (Warner, 2020)



/superpop/ A mediados de la década recién pasada, la voz de una muchacha inglesa de familia kosovar nos empezaba a hacer vibrar con canciones como "New love" o "Be the one", tarjetas de presentación estupendas para una Dua Lipa que en su disco debut, prensado en 2017, daba señales de jugar con soltura aunque el resultado general no era para sacar el espumante, aunque en la redacción del NME alguien dijo que nuestra heroína es, cito textual, una estrella pop peligrosamente excitante. Los británicos y sus loas desmedidas, lo sabemos (y esa tendencia a cubrir los escándalos y peleas de los Gallagher o Pete Doherty). Oído y disfrutado ese DUA LIPA, y mejor si se tiene la reedición 2018 que incluye entre otras cosas sus colaboraciones con Blackpink, Calvin Harris, Martin Garrix o Sean Paul, esperar otro disco del mismo calibre era lo justo. Esta señorita trazó su hoja de ruta, deseando mostrar un material que bebiera del mejor dance pop de los 70, 80, 90 y los primeros alardes de este siglo. Y en su esfuerzo sumó a compositores y productores como Jeff Bhasker, Emily Warren, Justin Tranter, Tove Lo o, mire usted, Stuart Price, el mismo que ha apañado a Madonna y encabezado campañas atractivas como las de Les Rythmes Digitales, Leroy Hangofer o Zoot Woman. El crítico Simon Reynolds supo poner en la mesa eso de la retromanía, la obsesión por el pasado o por la recreación de este en un presente muy dado al reciclaje de ideas (algo que según Luke Haines equivale a la muerte del pop, tesina discutible mas entretenida). Dua Lipa pone en práctica eso, haciendo que las 11 canciones de FUTURE NOSTALGIA suenen muy familiares y al mismo tiempo muy nuevas, bañadas por un impulso que las pinta como escenas de amor y desamor, de tragos y noches ardientes, de aciertos y desaciertos. El fotógrafo Hugo Comte captura ese plano de la Lipa en el auto, con la luna llena a su lado y con una mirada que puede ser dubitativa o de seguridad sensual según se mire. Los detalles sonoros también logran atrapar en cada instante: los violines en "Don´t start now" o "Love again", el pulso housero de coro muy Lady Gaga en "Hallucinate", la línea melódica tomada de los INXS de "Need you tonight" en "Break my heart" (la pregunta a quemarropa: ¿me estaré enamorando del único que podría romperme el corazón?), el caramelo neosynth de "Cool", la vibra hip pop de "Future nostalgia", el comienzo circa Miguel Bosé de "Levitating", el inesperado enlace entre Olivia Newton-John y Simian de "Physical", el bajo letal de "Pretty please", aquel "Good in bed" donde ella reconoce que no saben cómo hablar, pero vaya sí saben hacerlo rico... Este afortunado mosaico remata su tarea con "Boys will be boys": con un título muy Paulina Rubio, Dua despacha la canción más feminista de su repertorio (aunque "Want 2" o "Swan song" igualmente lo abordaban de pasada), una manera de cuestionar el machismo de una cultura donde esas conductas se validan porque se imitan de la tele. Si te ofende esta canción/claramente estás haciendo algo mal, dice ella, creando su propia "Un violador en tu camino" (Las Tesis). Al anunciar la aparición de FUTURE NOSTALGIA en una transmisión de Instagram, Dua Lipa esperaba que este segundo álbum fuese para el mundo entero en plena crisis por el COVID-19 algo que les trajera alegría y placer. Y eso es lo que nos da. Porque la nostalgia del futuro ya es una contorsión deseada, la línea que como el cinturón de Mampato transporta hacia sensaciones necesarias. Mientras muchos hemos considerado 2020 como un año ingrato, la británica piernilarga es de las pocas que pueden considerarlo una temporada gozosa. Nos tiene de cabeza. Sin minusvalorar lo de la citada Gaga, Jessie Ware o la Taylor Swift de FOLKLORE, FUTURE NOSTALGIA es una gran manera de empezar esta nueva década. Mwah.



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