Si la vara de medir es la misma vara de agredir,
entonces el desborde como respuesta
no debería hacerse esperar, un chorro
de bálsamo traslúcido en forma de
resistencia, la suma de partes
haciendo frente a la división de la división de la división que
amarga al pepino y las lechugas, las
somete a un golpe de hiel no querido.
En el suelo destrozados están los instrumentos
del calvario, y quienes los manipulaban
quedan como piojos o larvas fulminadas sin piedad.
La grieta ha vuelto a su limpieza seca.
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