29 abril, 2018

#LlorenteNoEstaLoco

Cuba vuelve a estar en la mira del mundo entero, ya que hace una semana la Asamblea Nacional de la isla eligió a Miguel Díaz-Canel como nuevo Presidente, sucediendo a Raúl Castro. Como era de esperarse, este hombre señaló en su primer discurso que se reforzará el compromiso con la Revolución. O sea, sólo cambia el poder de manos pero todo sigue igual. El gatopardismo puro y duro. Las gacetillas más livianas han hablado del carácter parrandero y del gusto por los Beatles del nuevo gobernante. Pero la prensa más crítica no deja de cuestionar la falta de flexibilidad real, fuera de una serie de cambios palpables. Estos días nos obligan a hablar de Cuba por otro motivo, en realidad. Este martes 1 de mayo, Día del Trabajador, se cumple un año de cuando el joven taxista particular Daniel Llorente Miranda se adelantó al comienzo del desfile habitual por la Plaza de la Revolución de La Habana, corriendo con la bandera de Estados Unidos en sus manos. Los custodios lo persiguieron y lo detuvieron pegándole como si él fuera una basura cualquiera. Llorente había aparecido antes para la llegada de un crucero, ocasión en que también fue detenido. Lo peor vino después, cuando se le trasladó a Mazorra, un hospital siquiátrico ubicado en el municipio de Boyeros. Durante los meses siguientes fue revisado por varios médicos: todos ellos encontraron que Daniel no tiene ningún trastorno mental. Sin embargo, se le obligaba igual a tomar pastillas, lo dejaban con candado y sólo lo sacaban dos veces al día para comer. El hombre se las arregló para usar el teléfono y unos papeles, tratando de dar entrevistas y mandar cartas a sus cercanos, usando la estrategia de la huelga de hambre para presionar. Un diario digital norteamericano eligió a Llorente como el personaje del año pasado. Según el relato de su hijo, en el último tiempo le quitaron el teléfono y el papelamen, además de amedrentar a los otros pacientes para que no tengan contacto alguno con él. Los jefes de Mazorra están atados de manos y pies, pues la sala donde se encuentra actualmente Daniel está a cargo del temido Ministerio del Interior de Cuba (MININT). El muchacho ha tratado de contactarse con el tribunal de la misma Plaza de la Revolución, encargado de investigar el caso de su papá, pero cuando he pedido hablar con alguien a cargo no ha encontrado a nadie, lo mismo a la hora de llamar. No hay respuesta. Esto es un maldito laberinto kafkiano. La enésima muestra de que el régimen castrista, con sus maneras tan estalinistas, se caga y se mea en los derechos humanos de sus compatriotas, y se llena el boquino con "el pueblo" (esa construcción retórica rancia) cuando le conviene, para hacerse propaganda desmesurada y ridícula. Hay que ser muy ciego para no ver esto. El Partido Comunista de Chile debería hablar de esto, incluyendo sus figuras jóvenes y guapitas: las diputadas Camila Vallejo y Karol Cariola. Justo anoche vi a la última en LA DIVINA COMIDA (Chilevisión) mostrando con orgullo su foto con Fidel Castro. Seguro no le gustaría que le pasara lo de Llorente, pero como está cegada con su lealtad a una figura totémica idealizada a concho por gente tipo Ignacio Ramonet, no hay que esperar mucho. Pero los que no hemos sido abducidos por los discursos XXL del Máximo Líder cubano nos atrevemos a gritar con rabia. No puede ser. Tanto la derecha neoliberal cavernaria, al decir de Mario Vargas Llosa (sus palos suenan a ser un "nunca-quedas-mal-con-nadie", si igual apoyó a Sebastián Piñera), como el socialismo de whisky caro, idas a los Liguria (no sólo está el de Providencia, también tenemos la sucursal de Lastarria con Merced) y obsesión con el Cirque du Soleil (mejor el Cirque de Purée que salía en LOS SIMPSON -Fox/Canal 13-), más la izquierda fascista pro-Corea del Norte (la UPA de Artés) o chanturri de País Progresista (MEO, Alejandro "Calefirtinicación" Navarro) dejan mucho que desear. Sólo resta aferrarse a algunas luces provenientes del Frente Amplio, como Beatriz Sánchez, Gabriel Boric, Pamela Jiles (la empujada a Ignacio Urrutia es para aplaudirla) o Vlado Mirosevic (cabeza visible del Partido Liberal). Díganme lo que quieran, que me he vuelto un facho, que me hace mal mirar tanto a la Gloria Álvarez (este finde se dio una vuelta por la Feria Internacional del Libro de Bogotá) o que me creo Yoani Sánchez. Hago lo justo. Defender la libertad que vale más que las ideologías cuarteadas. Estos días son para solidarizar con esta víctima de la represión cubana. Sueño con que lo dejen libre de una puta vez. Quizás pueda escapar y quedarse en Miami o Washington D.C., aunque se embarraría todo si el ogro de la White House conocido como Donald J. Trump lo invita allí. No podemos seguir así.



#LibertadParaLlorente



#LlorenteNoEstaLoco



#CubaSiCastroNoDiazCanelTampoco

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