PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: las primeras pinceladas de Daniel

GEPE
5x5 EP (Jacobino, 2004)
Gepinto (Quemasucabeza, 2005)

/CANTAUTOR INDIE/ Cuando queda cada vez menos para que Daniel Riveros se presente en el Festival de Viña 2014 (durante la noche del miércoles 26), tenemos otra oportunidad de revisar parte de su obra sonora. No hay que olvidar que este sanmiguelino ha armado proyectos musicales desde su etapa escolar, transitando por el hip hop y el noise pop (uno de esos grupos se llamaba Vacenica, ja). Ya más crecidito unió fuerzas con Javier Cruz para sacar adelante Taller Dejao, dúo de rock con influencias folclóricas donde Daniel cantaba y tocaba la batería como un animal; el único fruto concreto de esa aventura fue el álbum EL BRILLO QUE TIENE ES LO HUMANO QUE LE QUEDA, editado en 2004. Durante ese mismo año participa en el concurso Nuevos Sonidos de Super 45, donde comparte honores con Les Ondes Martenot. Llegaría en esos tiempos su paso primigenio bajo el alias de Gepe, tomado de una vieja marca de diapositivas: el EP 5x5, publicado por el netlabel Jacobino, donde Sebastián Sampieri y Pablo Flores (alias Namm o Aysén) le brindarían su apoyo instrumental. Esos 17 minutos a nivel acústico son valiosos, incluyendo cosas como una primera versión de "Namás", "Cuento", "La noche" (serrucho incluido) y "Nahuel", anticipando la gracia continua que llegaría bien nutrida.

Y ciertamente se concreta el paso mayor con el álbum GEPINTO, para el cual contó con la producción de Rodrigo Santis, capitán del buque insignia Congelador y jefe de la etiqueta Quemasucabeza, sello para el cual este material de Gepe fue una de las primeras chances de ser atendidos en zonas más allá de lo independiente; la otra se dio con el ESQUEMAS JUVENILES (2006) de Javiera Mena. Daniel llegaba un tanto tímido, con su guitarra tocada de manera autodidacta usando la mano zurda y su teclado, listo para mostrarle a quien quisiera sus melodías floreciendo desde varias perspectivas. La más fácil de querer se relaciona con la influencia del folclor chileno, presente en "La enfermedad de los ojos" (pieza lúdica que llega a un nivel de lucidez existencial cuando canta: no se sabe de repente/que la vida se hace tira/cuando menos se lo piense; tal vez la mejor canción de Gepe hasta el momento), la ya mencionada "Namás" que se barniza esta vez con coro femenino y metalófono, "Multiplicación", "Torremolinos" y "El gran mal". Otra es la vertiente puramente indie folk que sale a la luz con "Los barcos", "Vacaciones", "Los trapenses" o la final "Guinea". Puntualizando alrededor de tres de estas tracas: la primera lleva vuelo poético, y a la larga quedaría como un momento destacado de sus tocatas posteriores. La otra tiene una letra desoladora sobre echar de menos mientras se bebe a niveles extremos, con algunas frases en inglés intercaladas. Y "Los trapenses" tiene ecos de la trova medieval, con el canto de los pájaros presente. Una tercera perspectiva en GEPINTO es la más experimental, donde el sintetizador sale al patio creativo. "Nunca mucho", por ejemplo, es ambient pop de lírica matemática que a Georges Perec y Juan Luis Martínez les hubiera hecho flotar de gusto. "Sal" y "Nihilo" parecen tocadas por un halo misterioso y envolvente. Justamente ese falsete final usado en "Nihilo", parecido al que encontramos en "Soy futbolista" de Astrud, llega a ser sombrío de tan envolvente. "Estilo internacional" sale parada como piano song extraña mas hermosa de todos modos. Escuchado con la distancia de más de 5 años, GEPINTO sin duda parece un álbum debut bien hecho y digno de revalorarse siempre, cuya resonancia fue aumentando gracias a la rotación que Radio Rock & Pop le dio a "Namás" y a lo singular que fue ver en la TV local un comercial de El Mercurio (sí, ese de la piscina y unas estadísticas) con la pista instrumental de "La enfermedad de los ojos" sonando claramente.