PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: oír y ver para creer

Ya estábamos avisados, al menos en los tiempos de HUNGRÍA (2007), sobre la necesidad expresada por Daniel Riveros, alias Gepe, a la hora de idear el siguiente álbum: acentuar el carácter de la música pop como gancho de imágenes en la mente. El paso intermedio se dio mediante Las Piedras (2008), EP de 5 temas donde intentó producir mejor sus piezas, para sacarles más brillo; por eso, la manaza experta de Cristián Heyne lo ayudó en algunos tracks. Y para encarar AUDIOVISIÓN (Quemasucabeza, 2010), reconfirma al Sr. Shogún en las consolas. No sé cuántos de los que alcanzaron a ponerse el GEPINTO (2005), debut grande, se imaginaron que Daniel llegaría todavía más lejos en sus asedios al formato canción, tras sus prestaciones como batero de truenos en Taller Dejao, o en el reducto post folk de Aves de Chile. Porque Gepe ahora aprovecha mejor que nunca su gran potencial, sea escudándose en el folclor nortino y animoso de "Alfabeto" y "La bajada", la finura de "Victoria Roma", el sabio entrecruce de tecnología y humanidad en "Por la ventana" y "12 minerales", o la melancolía imperecedera de "Budapest". En el capítulo de colaboraciones claves, "Salón Nacional de Tecnología" lleva coros de Jorge González (grabados a distancia, eso sí), y "Lienza" -remanso petshopboyero- lo hace reencontrarse con la siempre ubicua Javiera Mena, para delicia de los que apretamos el corazón cuando oímos "Sol de invierno"; ambos temas conforman el matiz electrónico de AUDIOVISIÓN. Tampoco se debe ignorar algo como "Ayelén", creado por Daniel tras nacer su hijo; de ahí la naturalidad exquisita que lo gobierna, comparable a "Los barcos" o "Hebra prima". Y si continuamos enumerando destellos, el fresco de amor imposible que ofrece "Un día ayer" pide aplausos, merecidos; se me insinúa como un equivalente local para "You´re beautiful" de James Blunt, no sé ustedes... Un paso enorme da Gepe en este disco, redondeando las vueltas que dio a su idea. Oír y ver para creer: no hay mejor consigna que esa.