07 febrero, 2008

PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: R.E.M., luz y sombra duraderas

No puede ser más alentadora la noticia de que R.E.M. vuelven a publicar un álbum en abril, de vocación más guitarrera, con Michael Stipe, Peter Buck y Mike Mills más unidos como banda y como amigos, cuyo título será ACCELERATE, y sucederá a los maltratados por la crítica REVEAL (2001) y AROUND THE SUN (2004).

Mientras eso se confirma, en estas parrafadas nos acordaremos de dos largos claves en la historia del grupo de Athens, Georgia. En 1988, R.E.M. pasó del circuito college (universitario, para los yanquis), años en los que dieron a luz discos de la talla de MURMUR (1983), RECKONING (1984) y DOCUMENT (1987), entre otros, a enfilarse en una compañía grande, con el largo GREEN. Pero la entrada definitiva a la masividad planetaria fue conseguida vía OUT OF TIME (Warner, 1991). Para entonces, la banda que completaba en batería Bill Berry (quien abandonó en 1997, tras sufrir un aneurisma) entregaba una serie de canciones luminosas, bien ornadas acústicamente. Es cosa de acudir, por enésima vez, a "Losing my religion", con Mills pulsando la mandolina -y ni hablemos del clip enorme que acompaña este clásico. El mismo bajista consigue poner la voz principal a 3 temas, algo que no se da a menudo en otros trabajos. De haber alguno que mire feo OUT OF TIME por exceso de azúcar, se equivoca: aquí hay una dosis de intriga agridulce, como esas postales de desamor que Stipe sabe concretar, léase "Low" y "Country feedback", y la cantaleta de enamoramiento dudoso que es "Half a world away". Súmese a todo eso los aportes de KRS-1 en "Radio song", y de Kate Pierson (The B-52´s) en "Shiny happy people" y "Me in honey", más el instrumental "Endgame". Un paso valioso.

AUTOMATIC FOR THE PEOPLE (Warner, 1992) no fue la prolongación de esa luz, sino un conjunto de motivos oscuros, partiendo por "Drive" y sus indirectas contra Bush padre contenidas. "Try not to breath" aborda la eutanasia a través de lo que pide una abuela. "Sweetness follows" destila tristeza auténtica en su letanía. Más áspero resulta encontrarse con "Monty got a raw deal" e "Ignoreland": la primera habla sobre la atormentada existencia de Montgomery Clift, actor famoso, tras un accidente y la confesión de su homosexualidad; la siguiente es una patada en el hocico a los errores que USA ha cometido a lo largo de la historia, un corte de mangas necesario, otra soberbia demostración de las preocupaciones políticas que han tenido desde siempre. "Star me kitten" aborda el sexo sucio con una atmósfera narcótica y enferma. Lo que se recuerda de las noches adolescentes queda bien puesto en "Nightswimming". Andy Kaufman es nombrado y honrado, junto a Newton, Darwin y el Twister en "Man on the moon". Si cabe un resquicio para la esperanza, en la más ubicable "Everybody hurts" lo encontramos; cuando aumentaban los suicidios juveniles en Norteamérica, por casualidad este temón sonó fuerte en las radios, y es otro clásico en el songbook de R.E.M.. Lo dicho: dos cimas de unos grandes que no faltarán a la cita.

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