29 agosto, 2005

MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: panóptico después de una dura lluvia

El fin de semana trajo una arremetida de agua temible, aunque no mayor a instantes como el aluvión del 93. Vimos la destrucción en sectores de La Reina, Peñalolén y las casas despedazadas en la población Juan Pablo II, el lugar más afectado, al cual está llegando la ayuda de la Cruz Roja. Incluso en Lo Barnechea cayó nieve pasadas las ocho de la noche.

Mientras pasaba todo eso, hice mi reserva espiritual, terminé de leer FORREST GUMP (que se convertiría en ese tremendo film donde actúa Tom Hanks), vi el comienzo de la liga estelar de fútbol que es la española (me sentí transportado a diez años atrás, ya que en Mega relató dos partidos Juan Manuel Ramírez, ya estaba bueno que volviera), caminé por la imperdible San Diego husmeando páginas en cada rincón, y vi, siempre con la boca llena de risa, CAIGA QUIEN CAIGA, y valga la pena anotar lo que dijo Nicolás Larraín a propósito de las lluvias: siempre se habla de lo que llovería en un año normal, pero ¿qué es un año normal? A mí, esto último lo añado yo, lo normal me sabe a plano, fome, sin variaciones. Cómo no voy a saberlo...

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