12 noviembre, 2021

PAPELERÍA (o poesía): Música convulsa

 Comimos tres empanadas al borde de un jardín atrofiado

mientras la banda marcial

hacía lo suyo con los trajes desordenados

y los instrumentos en permanente desfase. El sol naranja

pegó muy duro, al punto que los músicos caían convulsos

emitiendo vómitos de colores ignorados

y de pronto esas arcadas esas flatulencias

fueron el mejor sonido que pudieron entregar

a los visitantes que al igual que nosotros

comían empanadas o bebían chicha

o leían décimas sobre los taconeos

buscando un escape desesperado

escrito sobre caminos convulsos.

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