25 noviembre, 2021

INFOLIOS DE ESTE TIEMPO Y OTROS: el estallido del #18O según Mayol, no sólo como interpretación dura sino que como refuerzo de lo ya escrito antes

Chile vive un momento especial, desconcertante, donde se juegan muchas cosas, o demasiadas. El estallido social de octubre 2019 impactó a propios y extraños, a quienes maman de la teta del sistema y a quienes se han visto abrumados de distintas formas. Este momento ya ha dado material para varios libros desde distintas perspectivas, como los de Eugenio Tironi, Luis Larraín, el minuto a minuto de Víctor Herrero y Laura Landaeta (LA REVUELTA) o ese NUESTRO OCTUBRE ROJO generado desde el portal El Líbero. Pero sin duda hay que darle de comer aparte, en el buen sentido del concepto, a Alberto Mayol Miranda, sociólogo ligado a casas de estudio como la USACH y la Universidad de Chile que ha hecho un trabajo de joyería, tomando como primer punto de referencia las marchas de la revolución pingüina en 2006 (de esos dirigentes escolares, Karina Delfino es hoy alcaldesa de Quinta Normal) y las movilizaciones universitarias de 2011 donde emergieron figuras importantes como las de la diputada Camila Vallejo o el candidato presidencial Gabriel Boric Font, algo que está presente en dos libros publicados durante 2012: EL DERRUMBE DEL MODELO y NO AL LUCRO. Y no faltaron los personajes de la élite empresarial que se molestaban con Mayol porque él tenía el descaro de cantarles las cuarenta. Alberto aprovechó el mes que pasó tras el inicio de esas marchas, protestas y actos vandálicos, momentos donde la contracultura popular le sacudió las paredes a la agenda setting, para dar a luz un libro como BIG BANG (Catalonia, 2019), obra que incluye dos textos introductorios: uno del periodista Fernando Paulsen, y otro de Rodrigo Baño. El primeramente citado dice: Alberto Mayol nos trae un libro que está lejos de vanagloriarse de otro anterior donde pronosticó buena parte de lo que está pasando. Lo que sí hace es ordenar elementos cuando más se necesita de perspectiva. Esto es algo que se consolida no sólo como interpretación dura, sino que como un refuerzo eficaz que es denso pero no queda como un ladrillo indigesto, puesto que el sociólogo va haciendo analogías y pone citas de la Santa Biblia (quién lo diría que hasta allí hay líneas que arrojan luces sobre el desastre actual), de Los Prisioneros (banda sonora de esas movilizaciones), Michel Houellebecq, Guy Debord o el mismísimo Daniel Matamala, además de intercalar imágenes de las consignas más reveladoras en los muros o en los carteles, como el de una muchacha que pone: Son tantas weás que no sé qué poner. El cartel, dice Mayol en el capítulo 4 de BIG BANG, ya no tiene petitorio, no tiene demanda alguna; es sólo la explicitación de la energía. Una frase así de cotidiana llega a ser demoledora, representando el fenómeno de las desigualdades múltiples del que más tarde hablaría Tironi en EL DESBORDE (2020). Alberto también hace referencia al rito del potlatch, un acto de ciertas tribus a las que les va bien materialmente y se deshacen de lo que ya no les sirve quemándolo; el estallido se puede interpretar como una variante de eso, a juzgar de la quema de estaciones de Metro (al paso que vamos nunca vamos a saber quién realmente quemó esos lugares; o pasará cuando vuelva Parisi, o cuando la U tenga estadio propio). Aquí también se habla del acuerdo "por la paz" en el que se estableció la realización del plebiscito de Apruebo v/s Rechazo, de cuando Piñera estuvo a punto de declarar estado de sitio, y de los intentos fallidos del segundo Gobierno bacheletista y del entonces naciente Frente Amplio por poner en tela de juicio el modelo. Curiosamente, Mayol ha tenido que ver con la historia zigzagueante del FA, ya que fue candidato presidencial, perdiendo en las primarias con la hoy constituyente Beatriz Sánchez. Al fin y al cabo, Alberto lo hace mejor en su rol de intérprete agudo de lo que ha pasado en este país, trabajo en el que ha recibido la ayuda de gente como Carla Azócar, Javiera Araya y Carlos Azócar. Ya decía esa canción de U2 que a veces uno no puede hacerlo todo en solitario. Hacia el final de este ensayo excepcional, su autor dice: 

Chile hoy es un niño desregulado: disruptivo, con trastornos explosivos intermitentes, desafiante, frustrado, desproporcionado. Los psicólogos sugieren enfrentar estos episodios con cariño. El presidente ha optado por la violencia. No parece algo muy validado.
Friedman decía que las crisis son una oportunidad para su modelo.
Friedman creía que desde la crisis nacería el neoliberalismo.
Fue así alguna vez.
Pero hoy suena a ironía.
Y huele a tragedia.

Alberto Mayol así se consolida como un observador que completa el puzzle sólidamente. Como pocos.

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