26 febrero, 2017

MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: Fabrizio Copano en el Festival de Viña

La última noche del Festival de Viña no sólo fue de J Balvin, Lali Espósito, Mon Laferte o la cumbia pop de Márama y Rombai. También había espacio para un exponente de la comedia como Fabrizio Copano, quien mostró lo mejor de sus observaciones agudas sobre la vida misma, con su padre y su hermano Nicolás en el público. Había quienes, como el mismísimo Sergio Riesenberg, no esperaban nada de Copanito en esta ocasión. Lo cierto es que les tapó la boca manejándose con naturalidad, usando hasta las palabrotas en su justa medida, ese recurso por el que se le criticó a Chiqui Aguayo (no he visto lo de ella, pero capaz que si lo vea lo encuentre tan prescindible como sus monólogos en Minas al Poder); incluso lo justificó con la idea de donar dinero para los bomberos por cada chuchada. Agregó la intervención de una doctora peruana en el público, y poner como cortina el "Que cante la vida" del mismo Alberto Plaza que se quejó en la sección Cartas al Director de El Mercurio de que los humoristas festivaleros de este año eran flaites, toda una devuelta de mano graciosa. Lo que se llama dejar la bandera copanística en alto.

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