Tamaño de reina imperial tiene la cama
cuyas sábanas son capas volantes
que al mismo tiempo quedan firmes
en pleno desuso y van flotando sin alterarse a la hora en que los amantes
hacen lo que tienen que hacer, van
a encontrarse y a enfrentar sus carnes
y a unir jadeos, gemidos y líquidos
en un mismo ejercicio. Una cama como la referida, por más y más presión
que se le imponga, sabe resistir estoicamente en el nombre
del placer que horas más tarde queda como rastro en esta cama:
los olores permanecen y enaltecen esas plazas flotantes, esas sábanas
que cubren y descubren este juego.
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