PAPELERÍA (o poesía): Sobre el manoseo de la teoría del iceberg

El iceberg siempre dice lo que dice
bajo el agua que lo sostiene
mientras que su punta calla
blanca y radiante.
Lo cual no lo exime de sentir
que tanto manoseo de su existencia
llega a ser hostigoso, que la superficie
ha sido invadida por mucho snob que se cuelga constantemente
probando la utilidad de mirar bajo el témpano para ver
lo no posible de ver frente a sus
narizotas al leer el diario o comerse
una guinda o mirar a una rubiecita.
Dicho de otro modo: el pobre iceberg se contamina
cuando se le manosea
y de tanto rozarlo puede derretirse
y dejar de ser un elemento de prueba
para cualquier juicio informal
incluyendo el hundimiento por negligencia
de cualquier titanic habido
y por haber.