PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: bailar y bailar, o la Odisea post-posmoderna de Álex Anwandter

No da lo mismo, no señor, recordar que Teleradio Donoso nos tuvo encantados durante su breve paso: 2 discos con mucho pedigrí que dejaron huella en el sprint final de la década anterior. Una experiencia que, según dicen, se cortó antes de dar una entrevista en Radio Rock & Pop.

Por lo mismo, esperábamos ver a Álex Anwandter resetearse en solitario. Tal espera fue igualmente breve, y ya tiene un fruto palpable: ODISEA (Oveja Negra, 2010), nombre atrayente para una propuesta que toma vuelo, mirando sin tapujos al dancefloor. Ritmos maquinales encendidos, sonidos urbanos, pianísimos house y la impostura de soulman blancuchento que tiene nuestro héroe, en una oída atenta, se advierten fundamentales, al igual que la necesidad de minutajes más extensos. Dicho de otro modo, reconsidera esa veta que ya estaba en el segundo álbum de su ex banda, representada por "Bailar y llorar" y "Cama de clavos". Quien desee probar con "Casa latina", "Batalla de Santiago" o la propia "Odisea", corre el bello peligro de idolatrar locamente la masa frenética que Anwandter armó de punta a cabo. Nota azul aparte alcanza "Cabros", un single redondo en forma de himno generacional casi, por cómo se piensa en veladas diurnas y nocturnas, ocurriendo todas en un Santiago solitario y confuso para bebedores de té, niñas (co)chinas y subversivos renovados. Lo demás puede que sea difícil tragarlo a la primera, por pasarse de rarismo, en especial "Juventud" (funk tensado con sampleos radiofónicos; ¿Jamie Lidell a la contra?) y "Los gatitos hermanos se reconocen después de años?" (Zero 7 meets MGMT?). Álex sólo se muestra más desnudo en la extremadamente triste "Niño raro", no tan lejos de "Gran Santiago", la verdad. La odisea post-posmoderna y anwandteriana no decepciona, y promete engrandecerse más en vivo, tal como ha ocurrido en Discoteque Blondie o la Sala SCD Bellavista.

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